¿Congreso pichiruchi y bicameralidad?
El Congreso de la República aprobó el miércoles entre gallos y medianoche la reforma constitucional para que exista bicameralidad en nuestro país, o sea que existan dos cámaras, una de diputados y otra de senadores.
La ley respaldada por 86 congresistas acuerda que exista 130 diputados y 60 senadores, que haya un total de 190 parlamentarios, y como no alcanzó los 87 votos tendrá que ir a referéndum.
Pero como los congresistas se creen “los vivos”, han solicitado la reconsideración de la votación para lograr los 87 votos y, en segunda votación de la próxima legislatura, aprobarla y así evitar el referéndum.
Los congresistas saben que si van a un referéndum la mayoría de la población va a rechazar esta propuesta, por la imagen deteriorada del Congreso y de sus miembros.
Estos congresistas que son rechazados por más del 90% de la población, no sienten el clamor de la gente que los detesta, cuando van de viaje de representación o están por las calles son insultados y agredidos físicamente. La culpa la tienen ellos, por tener entre sus filas y proteger a parlamentarios corruptos como “Los Niños”, “los mochasueldos”, violadores, agresores de mujeres, etc.
La ciudadanía está indignada con los parlamentarios por los privilegios que tienen, por los sueldos jugosos que perciben, las gollerías que ostentan a cambio de nada y, desgraciadamente, algunos de estos padres de la patria creen que están por encima de los ciudadanos, que están sobre el bien y el mal. En el Congreso reina la mediocridad, la componenda, la repartija, los arreglos bajo la mesa. Hasta los cuartos intermedios se han vuelto reuniones sospechosas al estilo de las mafias.
Si la población pudiera, eliminaría el Congreso, no porque esta institución no sirva, sino por los elementos anodinos que están en ella, que solo hacen que cada día este poder del Estado sea detestado casi por todo el Perú.
Antes ser parlamentario era un orgullo, hoy parece una injuria, ya que cada Congreso nuevo trae consigo gente pichiruchi, de mala calaña y no comprenden que ser funcionario público es para servir y no servirse del cargo para cometer actos de corrupción, para favorecer a su familia, allegados y llenarse los bolsillos con el erario público.
Hay algunos congresistas que se salvan de estos calificativos y quieren de verdad servir al país, pero desgraciadamente en la mayoría de ellos prima en su mente la corrupción y abusar del poder mientras dura su mandato para beneficiarse.
Estos congresistas se han olvidado de la problemática de la educación, donde los profesores han perdido autoridad, y son agredidos por los alumnos, y lo más triste es que a esos alumnos no se les puede suspender, ni expulsar del colegio, ni tomar medidas correctivas contra ellos, porque los profesores son denunciados y encima son premiados porque a ningún alumno se le puede hacer repetir de año. Pero eso no les interesa a los congresistas.
Lo mismo sucede en el sector salud, los hospitales son una calamidad, la salud se ha convertido en un gran negocio, los médicos recetan medicamentos de marcas porque reciben comisiones de los laboratorios, las máquinas para sacar imágenes siempre están malogradas en los hospitales y recomiendan centros para que dichas imágenes sean tomadas donde también los médicos reciben sus comisiones, todo esto es a vista y paciencia de las autoridades. Pero esto no les interesa a los congresistas.
No quiero escribir sobre la seguridad ciudadana, que es un desastre y donde todos los días el robo, el asalto, el raqueteo, el sicariato, la extorsión, el asesinato, es pan de cada día. Pero esto no les interesa a los congresistas.
La bicameralidad es buena pero si vamos a seguir con esta gente mediocre y con un nivel intelectual que deja mucho que desear, ¿para qué va a servir la bicameralidad? El problema no es cantidad, sino de la calidad de las personas.
¡Mejor me despido, tengo el hígado hecho un paté!
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