Corte Suprema: jugando con fuego
A pedido de algunos vocales, por ejemplo el juez César San Martín, la Corte Suprema convocó el miércoles último a una impertinente sesión, para tratar un asunto particular. Se trata del caso de la ex Fiscal de la Nación –y muy pronto, probablemente ex fiscal Suprema- Zoraida Ávalos, suspendida por cinco años siguiendo lo dispuesto por el poder Legislativo, según facultades constitucionales que le compete en exclusividad. Fundamentan la suspensión su rehusamiento y demora de actos funcionales, relativos a su falta de voluntad para investigar a los ex mandatarios Martín Vizcarra y Pedro Castillo.
La convocatoria habría tenido un cariz sesgado, de interés para un vocal de la Suprema: el citado juez San Martín. Lo explicamos en nuestro comentario del lunes pasado, recordando ese delicioso diálogo telefónico establecido por San Martín con el ahora encarcelado ex presidente de la corte Superior del Callao, Walter Ríos. Diálogo que reproducimos nuevamente para poner en contexto el asunto.
San Martín hace la llamada y, de inmediato, le lanza a Ríos: “¡Por favor pues, hermano, presiona; son cojudeces. ¡Que salga bien!”, refiriéndose a un expediente de su hermana, que discurría por los vericuetos del ex feudo de Walter Ríos. Y la lacónica, pero reveladora respuesta de este, lo dijo todo: “¡Ya, Doctor!” Si bien ese aislado incidente hubiese sido mérito más que idóneo para defenestrar a cualquier otro vocal de la Suprema, siendo San Martín la figura simbólica que encarna a este cenáculo dominado por la progresía caviar (como autor de la condena a Alberto Fujimori), la cosa pasaría desapercibida.
¿Por qué? Porque el expediente fiscal, abierto a resultas de esa llamada grabada entre el titán de la Corte Suprema y el entonces mandamás de la corte chalaca, acabó definitivamente archivado, sin expresión de causa, por orden de la fiscal Ávalos. Como consecuencia, San Martín habría quedado comprometido ad infinitum por este pacto implícito: “una mano lava a la otra, y las dos lavan la cara”, sellado con Ávalos tras su sesgado involucramiento en el affaire “Los Cuellos Blancos”. Acuerdo que quedaría comprobado, si el emplazamiento del vocal San Martín respaldase a Ávalos en esta impertinente convocatoria a los vocales supremos, con el aparente propósito de devolverle los servicios que en aquella oportunidad le brindara la todavía fiscal suprema Zoraida Ávalos.
La prensa libre cumple un rol fundamental poniendo en debate un caso de gran importancia, como es la sindéresis moral que debe existir en la corte Suprema de Justicia. El sector mediático conocido como “gran prensa” –RPP, Comercio, República, canales 2,4,5,8,9- permanece exteriorizando su cómplice silencio, alrededor del nefasto affaire donde participaran San Martín, el “hermanito” Ríos y Zoraida Ávalos, que ahora cobra capital trascendencia.
¡Favor con favor se paga, en el ámbito coloquial! Tanta vileza no debe seguir campeando en el país. Suficientes pruebas del hartazgo –al extremo del caos nacional- hemos visto, inducidas por la mega corrupción que abraza al Perú. Nada bueno traerá esta segunda intentona de la Suprema, para ventilar un incidente ya zanjado por el poder Legislativo. Estamos notificados, amable lector.
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