Deplorables declaraciones presidenciales
No nos sorprenden las palabras de la presidente Boluarte. ¡La izquierda es así, amable lector! Pero, aceptada la sucesión constitucional de la presidencia tras la vacancia del golpista Castillo, imputado por corrupto, era lo que le tocaba. A Boluarte nadie le conocía. Hay más. Postuló como única vicepresidente por el partido de Vladimir Cerrón, un médico graduado en Cuba donde se formó en el esquema totalitario comunista de los Castro, viviendo allá más de una década.
¡Hoy Cerrón está condenado por corrupto! Crimen que los comunistas estiman un honor mientras lo perpetre un camarada; aunque lo repudian y castigan con el máximo rigor, si quien lo comete es un demócrata. Boluarte no conoce de Constitución, principios ni obligaciones. Para quienes conformaron la plancha presidencial –que, sospechosamente, la declaró ganadora el JNE presidido por un comunista apellidado Salas Arenas– llegar el poder les era todo.
Luego, ya instalados allí lo ejercerían a su modo. ¡Y sin asumir responsabilidades! Porque para eso existen los subalternos. ¡Soy jefe del Estado pero sin incumbencias ni consecuencias! Lo dice Boluarte en reciente entrevista: "Yo soy la Jefa Suprema de las Fuerzas Armadas y de la Policía Nacional, pero no tengo comando. Los protocolos los deciden ellos".
Es decir, recibo los honores, pero los militares y policías asumen las responsabilidades (…) y las condenas que les imponga la Justicia por las misiones que yo les encomiende y les transmita a través de mis ministros de Defensa y del Interior. Sus palabras fueron: “Ni los ministros ni la presidenta tenemos comando para decidir sobre los protocolos que disponen las Fuerzas Armadas o la Policía Nacional. Ellos tienen su propia ley y también sus propios protocolos. ¿A quién obedecen? A sus comandos”.
Esa fue la reacción de la presidente Boluarte, tras recibir el informe de la CIDH sobre el comportamiento de las fuerzas del orden ante las asonadas terroristas desatadas por la izquierda peruana, dolida porque perdió poder tras el golpe de Estado que perpetró Castillo. Un informe que habla de masacres, ejecuciones extrajudiciales, abuso de poder y todas las violacones a los derechos humanos imaginables. Leyéndolo, Boluarte comprendió la precaria situación en que está y los riesgos que corre.
¡Por más falsas que sean las imputaciones que reciba su gobierno, la CIDH le tiene puesta la puntería al Perú! Favoreció con millones de dólares a los terroristas que masacraron sanguinariamente a más de 35,000 peruanos, mientras condenó a los militares y policías que pusieron el pecho por la ciudadanía.
Según el jurista Enrique Ghersi, “Las declaraciones de la presidente Boluarte deben haber causado enorme malestar en las fuerzas del orden en actividad y en retiro (…) Si alguien le ha hecho creer a la mandataria Boluarte que con esa tesis reduce su responsabilidad frente a acusaciones como las de la CIDH, se equivoca. Ya se condenó sola (...) Queda claro que la presidenta no conoce de lealtades (…) Así como el comando nunca muere, no deja morir”.
¿Con qué respaldo pretende gobernar Boluarte los 39 meses que le restan en Palacio?
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