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¿Dónde están nuestros partidos políticos?

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Fecha Publicación: 07/07/2023 - 23:00
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En el Perú, la orfandad partidaria supera toda expectativa. La falta de calidad moral, preparación profesional, entrega a la vida pública y la impresionante carencia de liderazgo de unos caudillos, enerva toda posibilidad de que florezcan esas otrora organizaciones sociales básicas para la vida en democracia; fundamentales para atraer la simpatía de la gente y, consecuentemente, indispensables para que el país tenga un norte.

¡Como sucede con casi todas las naciones del mundo! Con mayor razón, teniendo en cuenta el siguiente proceso electoral, hasta hoy previsto para julio de 2026. Pero para que vuelvan a vivir los partidos políticos que se desarrollaron exitosamente en nuestro país –Apra, PPC, Acción Popular, Izquierda Unida, etc.– resulta más que indispensable que regrese el espíritu partidario, ahora absolutamente ausente en la población.

Factor primordial para ello es, como acabamos de comentar, la presencia de líderes inteligentes, empáticos y dedicados en exclusividad al arte de hacer política, desprovistos de intereses subalternos y de compromisos de cualquier naturaleza mercantilista. Solo entonces podría retornar ese espíritu fundamental de la vida partidaria, basado en defender principios, nada de intereses; fomentar una ideología y generar una inquebrantable línea política. Como consigna, honrar los mandamientos de la moralidad y los intereses de la patria, poniéndolos por encima de todo al servicio de los más necesitados.

Pero, fundamentalmente, mantenerse dispuestos a alimentar el concepto que reinaba años atrás, a través de conservar vivos a los partidos políticos a través del impulso de la vida partidaria. Actitudes que solo aporta la mística ideológica que sirve para amalgamar a los miembros de la organización.

Sin embargo, hoy es tarde para pensar en organizar nuevos partidos, o reorganizar los que subsisten como etiquetas del pasado. Inclusive hoy ya es tarde para este emprendimiento, teniendo la puntería puesta en las siguientes elecciones. Pero si hay algo –o mucho– que debemos hacer desde hoy mismo, es empezar a pensar en el futuro del Perú. Cada uno de los peruanos está patrióticamente obligado a aportar algo por su país. Ya basta de necedades, como aquello que “participar en política no encaja con mi vida, mis intereses ni mis expectativas”.

Se equivoca de cabo a rabo, amable lector. Precisamente este ha sido el leitmotiv del desastre en el que nos encontramos. Sobre todo, considerando lo desastroso que sería seguir dejando que corra el tiempo. Porque nos llevaría a las mismísimas improvisaciones que hemos soportado durante décadas, con el catastrófico resultado que seguimos exhibiendo como sociedad inmadura, excéntrica e irresponsable.

Recordemos, sino, que en lo que va de este siglo, solo hemos sido capaces de completar tres periodos constitucionales –Toledo, Garcia y Humala–; y en los cinco años restantes que nos traen a esta fecha –2018 a 2023– ya llevamos a cuestas a cuatro presidentes sustitutos, ninguno electo por la población. Si calculamos el costo político, social económico y de cualquier otra naturaleza que aquello significa para el país, habremos vuelto a desperdiciar oportunidades de oro que pudieron ayudarnos a superar este tóxico tercermundismo en que la izquierda criolla insiste en anclarnos.

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