EEUU manipula a su favor a la OEA

¡El cinismo de Estados Unidos y Canadá no tiene parangón! La Corte y la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, dependencias de la OEA, imponen fallos judiciales a todos los países miembros de la Organización de Estados Americanos. ¡MENOS a EEUU y Canadá por ser “potencias internacionales”! Esto confirma la entraña podrida de aquello que tanto les gusta denominar “Democracia regional” a los norteamericanos y canadienses. ¡Concretamente, ambos países tienen corona! Consideran que sus sistemas jurídicos son intocables e independientes. Pero, ¿por qué no deberían ser intocables e independientes los sistemas judiciales de TODOS los países de la región? ¿Qué democracia es esta?

La Organización de Estados Americanos fue fundada en 1948 como Organización Internacional Panamericana. Su sede está en Washington DC, EEUU. Su ámbito, es decir sus resoluciones, tiene un efecto tanto regional como continental para todos los países americanos; con excepción de Cuba.

Contrastando la OEA con la Unión Europea, es claro que se trata de dos entidades diametralmente diferentes. Las naciones europeas son pares entre sí; mientras que las americanas son súbditas de Estados Unidos y Canadá. Hecho atroz, que pone de manifiesto una coyuntura muy peligrosa. En América radica EEUU; hasta ahora, la primera potencia mundial. Y las otras naciones, excepto su vecina Canadá, caen en la categoría de paisuchos. Esa disparidad tiene muchísimo que ver con el hecho que cada vez más nos parezcamos a África; y que NO existan perspectivas de que algún día superemos este trauma de inferioridad, prepotentemente promovido por EEUU; repetimos, todavía la primera potencia mundial. ¡Hasta que China apresure su marcha forzada y le arrebate la hegemonía orbital! Mientras tanto, continuaremos condenados a soportar las políticas “de avanzada” que, a través de la Comisión y la Corte Interamericana de Derechos Humanos, dicta la OEA por mandato de jueces evidentemente amaestrados por el marxismo sudaca. Jueces, además, “seducidos” por los cientos de millones de dólares que anualmente donan a la OEA los Soros de la progresía multimillonaria, decididos a imponer al tercer mundo sus doctrinas ideológicas –hasta degeneradas– para dominar el planeta vía las ONG que les sirven de embajadoras del mal.

La OEA seguirá desacreditándose mientras continúa manipulando a la mayoría de naciones latinoamericanas a través de aquella axiomática CIDH, de factura abusiva. El presidente de Costa Rica acaba de advertir que su país “no tiene más opción que salirse de la CIDH”, por un fallo de evidente contenido fundamentalista. Y el Perú tampoco tolera ni permitirá que la CIDH continúe ninguneando a su Corte Suprema y/o a su Tribunal Constitucional, como si se tratasen de organismos intrascendentes, constituyendo –claramente ambos– la piedra angular de nuestro Estado de derecho y el fundamento de nuestro sistema democrático.

Contrario sensu, si la CIDH se enfrentara a la Corte Suprema de EEUU o de Canadá cuestionando alguna de sus decisiones, ese mismo día todos aquellos juecesuchos rojetes de la CIDH acabarían denunciados, extraditados, procesados y condenados a prisión de por vida, sin derecho alguno a pataleo.

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