El aún frágil escenario político de Perú
En medio de una aparente mejora del escenario nacional —después de que, tres meses atrás, cesaran aquellos violentísimos y sanguinarios ataques contra la democracia y el Estado de Derecho, incitados por la izquierda para generar una de las más graves coyunturas sociopolíticas que haya vivido el país— hoy la situación ha mejorado.
Aparte, en tres meses se cumplen dos años desde que una cuestionada mayoría de nuestra sociedad eligiese a un presidente de la República golpista, ágrafo, híper corrompido y pro terrorista apellidado Castillo Terrones. Por tanto, en año y medio empezaría el proceso electoral para elegir un nuevo jefe de Estado, como a 120 legisladores, en elecciones libres que se realizarían en abril de 2026. ¡Salvo que surja alguna otra vesania de los rojos, que nunca faltan; apoyados por algunos tontos, que siempre sobran, decididos a resembrar la iniciativa del adelanto de elecciones constitucionalmente previstas para 2026! El simple hecho que Pedro Castillo pasara a una segunda vuelta, desenmascaró la entraña enferma de un amplio sector de este país, que optó por elegir, como presidente, a un tipejo impresentable que engendra a la crema y nata del resentimiento social y practica el comunismo/senderismo.
¡En vez de haberlo hecho por candidatos portavoces de la experiencia y de la prudencia, dentro del ámbito democrático! Como hemos dicho más de una vez, la elección de abril 2021 exhibió a una sociedad peruana psicológicamente muy traumada, infectada por la demagogia, el odio y la falacia que las izquierdas comunista y caviar insisten en seguir inyectándole, como un solo recurso para su subsistencia.
Lamentablemente la coyuntura actual apunta a que en las elecciones de 2026, las fuerzas políticas de centroderecha no darían la oportunidad a los peruanos para votar por una plancha presidencial —y una lista congresal— conformada por un consolidado grupo político centroderechista. Todo indicaría que los partidos Fuerza Popular, Renovación Popular y Avanza País —que a lo largo del primer año de desgobierno de Castillo, actuaron coherentemente unidos en beneficio del Perú (gracias a ello, Castillo pudo ser vacado)—, hoy han roto el diálogo por divergencias surgidas —a comienzos de año— alrededor de vendettas pleitistas en torno al adelanto de las elecciones. Un escollo que se acentuaría conforme se acerque el año 2026, impidiendo formar -como hemos alertado- un frente político unificado que salve al país del desastre en que se encuentra, destruido por sucesivos gobiernos presididos por gente descalificada que se encuentra denunciada y procesada por corrupta. Nos referimos a los procesos judiciales en marcha (por corrupción) contra Kuczynski, Humala y Castillo.
El primero con prisión domiciliaria por corrompido; el segundo en pleno proceso judicial por corrupto y el tercero encarcelado por corrupto y golpista. Asimismo, Toledo arriba próximamente procedente de Estados Unidos y, por corrupto, compartirá espacios con Fujimori y Castillo en el penal Barbadillo. Finalmente, el miserable Vizcarra ya está investigado por corrupto —próximamente lo será por golpista— y probablemente también termine enjaulado en Barbadillo. En cuyo caso, nuestro país batiría un récord universal: seis exmandatarios contemporáneos presos por corruptos.
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