El frío y el hambre no lo sienten en Palacio
Estamos soportando un frío espantoso, un clima inestable e impredecible, le encuentro un gran parecido con el gobierno actual, a ninguno de los dos se les entiende. La actual gestión de Dina Boluarte es el reflejo más exacto de lo que es una gestión improvisada, incapaz e ineficiente. No es un secreto advertir que el cargo le quedó infinitamente grande; no ha podido ni siquiera acercarse a los indicadores elementales de buena gobernanza. Es y sigue siendo incompetente, mediocre en las decisiones y políticas de Estado que toma. Han colapsado los ejes cardinales de su gobierno; es una presidenta caricaturizada. La indulgente crítica prefiere recordarla como la mujer del Gato Ron Ron que como presidenta. Su gestión continúa de tumbo en tumbo, lejos de las urgencias de cumplimiento que el pueblo peruano necesita.
Precisamente el costo de vida es una de ellas, una angustia sin fin para las familias peruanas, quienes se enfrentan a un incremento indetenible en los precios de alimentos de primera necesidad, complicando aún más su precaria condición económica. La última publicación del Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI) describe el incremento de precios en julio: 267 de los 586 productos de la canasta básica familiar han aumentado sus precios en tan solo un mes y pone en evidencia la grave crisis que está atravesando el Perú bajo el gobierno de la Sra. Rolex. La gestión de este gobierno ha fracasado, manteniendo a la economía peruana en una inestabilidad y deterioro constante. Si el gobierno no actúa de manera inmediata, las consecuencias podrían ser voraces. Este es un claro indicador de su incapacidad para manejar la situación económica del país. Su prioridad para velar por los más necesitados la ha perdido descaradamente, no ha sabido proteger los bolsillos de los sectores más vulnerables. Está atizando el desempleo, la pobreza y más delincuencia y criminales en las calles.
Esta consecuencia está afectando la capacidad adquisitiva de los peruanos. Según la última Encuesta Demográfica y de Salud Familiar (ENDES-2024), la desnutrición crónica en niños menores de 5 años ha aumentado de 11.5% a 12.2% en este último año. Cuando abordamos este flagelo de la desnutrición infantil, comprobamos que este es un problema invisible para el actual gobierno. Esto es grave; es un claro indicador de incorregibles fallas estructurales en las políticas públicas que el Gobierno de Dina no está ejecutando en beneficio de nuestra infancia. La incapacidad de su régimen es alarmante, la creciente anemia infantil está afectando al 42.8% de los niños entre 6 y 35 meses de edad. Esta realidad pone en peligro a casi la mitad de los niños en una etapa decisiva de su desarrollo, afectando no solo su salud en el breve plazo, sino también su capacidad cognitiva y su futuro rendimiento académico y laboral. Lo imperdonable es la inacción y falta de planes y estrategias por parte de este gobierno para combatir esos flagelos. Viven embriagados en medio de un confort obsceno, atrapados por la vanidad y la corrupción, que han olvidado o no les importa que comprometer el bienestar de nuestros niños es comprometer el futuro del Perú.
Es urgente el relevo del ministro de Salud, su incapacidad es más repudiable que defender el acuerdo político con Acuña y su APP para conservarlo.
He dicho.
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