El largo camino hacia la OCDE

La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) tiene por objetivo promover políticas que favorezcan la prosperidad, la mejora de oportunidades y el bienestar de las personas. En la actualidad la conforman 38 países entre los que están EE.UU., Alemania, Australia, Canadá, España y Corea del Sur.

Ser parte de este grupo de élite nos permitirá generar un vínculo con naciones desarrolladas, ingresar a una red de naciones líderes que ven temas trascendentales como la educación, ambiente, asuntos fiscales, comercio, inversión, competencia, tecnología e innovación, y, más importante aún, ser parte del cambio pensado en las futuras generaciones. Esto potenciaría la viabilidad de nuestro progreso como nación.

Debemos considerar un elemento favorable y es que Chile, Colombia, y México también son parte de la OCDE y de la Alianza del Pacífico (AP), asimismo, de los 38 países miembros de la OCDE, 28 son observadores de la AP, lo que nos permite contar con un amplio respaldo en nuestra intención de incorporarnos a este importante organismo.
Una segunda perspectiva es por el lado de la colaboración técnica. La Alianza del Pacífico, y por ende Perú, trabajan estrechamente con la OCDE a través de grupos de asesorías técnicas y coordinación de una agenda global, es decir, ya existe un vínculo.

En la actualidad Perú es parte del ‘Programa País de la OCDE’, construido en torno a cinco áreas clave: crecimiento económico, gobernanza pública, medio ambiente, anticorrupción y transparencia y capital humano y productividad, el cual también se encarga de revisar los proyectos de implementacón y desarrollo de capacidades, participación en sus comités y adhesión a determinados instrumentos legales.

Esta labor nos permitió avanzar en varios temas comprendidos en los Objetivos de Desarrollo Sostenible (Agenda 2030), como la educación de calidad, integridad (convenio para combatir el cohecho de servidores públicos extranjeros en transacciones internacionales) y protección del medio ambiente, entre otros.

Sin embargo, si bien se apunta a ser parte de la OCDE hacia el 2026, tenemos ante nosotros 230 recomendaciones que debemos implementar a fin de lograr los estándares que nos permitan ser parte de esta organización que reúne a las economías más importantes del mundo.

Hay grandes enemigos y uno de los más desafiantes es la informalidad, que no solo frena la productividad de las empresas, sino el desarrollo nacional y en consecuencia condena a la pobreza a millones de peruanos. Según el Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI), el 73.5% de las personas laboran de manera informal y solo el 26.5% trabaja en una empresa formal recibiendo sus beneficios de ley.

Otros asuntos a abordar son la creación de mejores oportunidades para los ciudadanos y aplicar el concepto de igualdad de todos ante la ley. En lo concerniente a la reforma tributaria y al desarrollo de infraestructura, tampoco hemos avanzado sustancialmente.

Queda claro entonces que aún hay mucho por hacer de cara al objetivo de adherirnos a la OCDE, lograrlo nos permitirá captar más inversiones y ya sabemos que a más inversiones, más empleos y a más empleos, menos pobreza. Redoblemos nuestro esfuerzo con la debida responsabilidad para cumplir esa meta hacia el 2026.

Por Julio Pérez Alván

Presidente de ADEX.

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