El Perú no puede parar

Varias organizaciones anunciaron la ‘Tercera toma de Lima’ para el 19 de julio próximo. Si bien existe libertad de movilización, en anteriores oportunidades se vieron actos violentistas que, no se descarta, puedan repetirse.

No solo se destruyó infraestructura pública y privada, sino que atacaron a quienes no comulgaban con sus ideas, peor aún amenazaron e impidieron que muchos peruanos realicemos nuestras labores cotidianas, dejaron por el suelo la imagen del país y redujeron al mínimo la visita de turistas. Todo ello afectó enormemente a las personas de escasos recursos y a la economía en general.

Seamos claros, el derecho de las personas a protestar no es más legítimo que el derecho de quienes quieren transitar de forma libre por las calles e ir a trabajar, pero eso no se pueden aceptar los desmanes.

El tejido productivo peruano, integrado mayormente por emprendedores, micro y pequeños empresarios, son los más vulnerables y fueron muy perjudicados durante la pandemia, su situación se agravó con las protestas iniciadas en diciembre del 2022 y que se extendieron hasta los primeros meses de este 2023.

Poco a poco se fue restableciendo el orden, la paz social y ahora se anuncia esta nueva marcha que amenaza con más violencia. ¿Por qué llegar a este punto? Quedan pocas dudas de que estamos ante personas intolerantes, que no respetan el Estado de derecho y la democracia.

Es importante reiterar que Dina Boluarte fue parte de la fórmula presidencial de Pedro Castillo, cuyo partido fue elegido con el 50.125% del total de los votos válidos, según la Oficina Nacional de Procesos Electorales (Onpe) y asumió la máxima magistratura del país luego del resquebrajamiento de la democracia –léase golpe de Estado–, protagonizado por el líder de ‘Perú Libre’.

Si bien no a todos les pudo agradar ese resultado, debemos respetarlo y en el futuro, investigar a los candidatos y analizar mejor nuestro voto. Si a la democracia, si al respeto del Estado de derecho.

En esta coyuntura complicada, ¿qué esperamos del Estado? Que sea un facilitador, que legisle a favor de las actividades productivas, que brinde estabilidad y predictibilidad, mejore la infraestructura (salud, educación, vías de acceso, puentes y otros), que reduzca los sobrecostos y combata la informalidad, inseguridad y corrupción.

Los empresarios por nuestra parte, seguiremos generando puestos de trabajo, pagando impuestos, dando valor a los recursos naturales y activando un círculo virtuoso en el que los ganadores son los 34 millones de peruanos.

Estoy seguro que somos muchos más los que abogamos por la paz social, por la unidad y rechazamos la violencia; por ese motivo, aprovecho este espacio a fin de hacer un llamado a todos los peruanos a defender la democracia. ¡El Perú no puede parar!

Por Julio Pérez Alván

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