El pollo, ¿está vivo o muerto?
Esta frase -que Pedro Castillo viralizó al enredarse para contar la antigua historia de un niño que, teniendo un ave en sus manos, pretendía burlarse de un sabio maestro- la podríamos adaptar a nuestra coyuntura política en la que tenemos los “niños”, las aves (gallinazos) y un maestro que no es sabio. Las recientes revelaciones de la prensa y la decisión del Ministerio Público de investigar al Presidente nos deberían llevar a preguntar: Maestro, ¿su gobierno está vivo o está muerto?
Lamentablemente el gobernante parece no darse cuenta. Sigue enredado en sus mentiras, negaciones, contradicciones y silencios. No hay que ser sabio para intuir que le será difícil superar esta crisis moral que afecta la continuidad de su Gobierno. Las evidencias deben ser muy sólidas para que el fiscal de la Nación, Pablo Sánchez, haya decidido ampliar la investigación preliminar por presuntos delitos de organización criminal, tráfico de influencias y colusión agravada, a los que podría sumar otros cargos que surgieran durante el proceso.
Es la primera vez que un presidente en funciones es investigado. Preocupa que Castillo muestre poca voluntad para colaborar al negarse a recibir a las comisiones que investigan en el Congreso y parece indignado al responder escuetamente, con monosílabos, los cuestionarios que envían fiscales y congresistas.
La Fiscalía debe actuar con firmeza y celeridad para evitar que se oculten o destruyan pruebas, desaparezcan o amenacen testigos e impedir que fuguen los responsables.
El gobernante tiene planeado asistir a la Cumbre de las Américas. Si Castillo se va, tiene que regresar.
La Fiscalía y el Poder Judicial tienen ahora la oportunidad de demostrar que todavía existen fiscales y jueces dispuestos a recuperar la confianza de millones de peruanos que, preocupados por el futuro de nuestro país, exigen justicia para conocer la verdad y castigo severo para corruptos y corruptores.
Pedro Castillo hace cien días no concede entrevistas a la prensa que lo denuncia. Está seguro que nada le va a pasar y sigue enfocado en sus costosos e improductivos consejos de ministros descentralizados en los que busca victimizarse, exacerbando la lucha de clases y la confrontación, para cambiar la Constitución a la que culpa de impedirle hacer un buen gobierno. Así justifica su ineptitud e incapacidad para dar solución a los grandes problemas del país.
Si Castillo aún se mantiene en el poder es porque el Congreso, como corresponde, ha mostrado apego a la ley y al debido proceso. El gobernante no ha respetado la independencia de poderes. Al verse presionado podría influir en el proceso.
Si el Congreso y la Fiscalía siguieran el consejo del sabio maestro de la historia, sabrían que la respuesta, a la continuidad del Gobierno, siempre estuvo en sus manos.
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