¡Esperamos vehementemente su vacancia!
Conmemoramos uno de los más desgraciados aniversarios de la Independencia, en medio de un alucinante desgobierno, una monumental crisis política y un gravísimo trance económico. Hace un año advertíamos desde este espacio lo que podría ocurrir –y sin duda ha ocurrido- en un país gobernado por un régimen que lideraría un fulano aventurero. Un farsante que ejerció la docencia respaldado por una tesis plagiada; un sujeto sin escrúpulos decidido a destrozar socioeconómicamente al Perú, con tal de convertirse en tirano y robar todo lo que esté a su alcance. Un año atrás, no hacía falta ser clarividente para proyectar lo que le ocurriría a nuestra nación, bajo el comando de un gobernante improvisado, ideologizado, desconocedor de la micro/macroeconomía y de los efectos que tiene esta en la vida de la sociedad. Un país gobernado por gente zurda y sudamericana, garantiza la ruina para millones de ciudadanos. Y si además el gobernante es analfabeto, con mayor razón generará los efectos contrarios al “estado del bienestar” del que se rasgan las vestiduras los demagogos. Como Pedro Castillo, quien promete “gobernar para favorecer al pueblo”, haciendo lo contrario. Porque está probado que lo único que saben hacer estos izquierdistas sudacas es hambrear. Empobrecen al pueblo al grado de la extenuación, y luego se ofrecen como salvadores de todos los problemas. ¡Cuando son ellos quienes los crean! Una táctica exitosísima para someter cruelmente al Pueblo hasta conseguir transformarse en eterna dictadura. Los ejemplos más evidentes son Cuba y Venezuela.
Precisamente a esto apuntó Castillo asociado a los cerrones, bermejos, bellidos, etc., cuando, con los fondos robados al gobierno regional de Junín (durante la gestión de Vladimir Cerrón), urdieron el fraude electoral de 2021 en connivencia con otro tipejo nefasto, como el tal Salas Arenas, aún mandamás del Jurado Nacional de Elecciones, haciéndose coronar presidente de la República el 28 de julio del año pasado y jurando por una inexistente constitución. Es decir, un juramento inválido, que debe sumarse a la interminable lista de defraudaciones legales y constitucionales que ha perpetrado el tal Castillo, a lo largo de doce aciagos meses. Y encima, el envilecido personaje quiere darse el lujo de festejar esta anarquía, epílogo de una crisis general, sin precedentes, que ha sido originada por su criminal, ignorante y corrompida gestión presidencial.
Qué desoladora, peligrosa coyuntura a la que nos ha conducido un ser tan analfabeto, políticamente hablando, y deshonroso, en lo personal, como Pedro Castillo Terrones, quien tras la crisis que heredó de la gestión del miserable Martín Vizcarra –que ubicó estadísticamente el Perú como el país con mayor número de fallecidos de Covid por habitante- se dedicó a organizar una mafia dedicada a robarle millones al Estado y, en simultáneo, a desgobernar el país para llevarlo a la aterradora crisis socioeconómico-política en que se encuentra, apenas un año después del 28 de julio de 2021.
La única buena noticia en esta fiestas es que Castillo Terrones y algunos de su banda, ahora están en manos de una remozada, patriótica Fiscalía de la Nación. ¡Esperamos vehementemente su vacancia!
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