Estremecedor panorama socioeconómico
En medio de una amenaza ciudadana de pronóstico reservado, secuela del criminal abandono de sus obligaciones de gobernantes como Humala, Kuczynski. Vizcarra, Sagasti, a su vez exacerbada por el golpista/agrafó/prosenderista Castillo y, sin la menor duda, continuada por la presidente Boluarte, nuestra sociedad soporta una ilimitada violencia delincuencial, sin precedente. La sociedad sobrevive abandonada a su suerte por todas las instituciones del Estado, en lugar de que éstas defiendan a Juan Pueblo. Los poderes Ejecutivo, Judicial, Legislativo; el Ministerio Público, la Policía Nacional; los servicios de Inteligencia, asimismo los ministerios del Interior y Justicia (INPE), sencillamente han claudicado a su deber constitucional de velar por la Seguridad de la ciudadanía. Todos somos conscientes de que cada día muere gente asesinada. No obstante, al gobierno no le alarma el número de asesinatos, mujeres violadas, asaltos a mano armada (incluso con granada y/o dinamita) que ocurren cada día. Al ciudadano solo le queda guarecerse donde pueda, arriesgando inclusive el pellejo para asistir a su centro de trabajo; para ir de compras al mercado; pasearse por un parque o, inclusive, permanecer en su casa. ¡Hoy ningún lugar es seguro! Este vicioso sistema de vida incita al pánico y este, a su vez, multiplica a la enésima potencia la violencia con que los criminales vuelven a perpetrar sus delitos.
Más aún, la desesperanza ha llegado a tope porque el gobierno ha claudicado en sus obligaciones constitucionales y legales. ¡Algo que ya es moneda corriente, pero a nadie interesa! Menos a la jefe de Estado, sus ministros y la parafernalia de gente que ocupa los ministerios que hemos citado; fuera de los despachos encargados de impartir Justicia (Fiscalía y Poder Judicial), cuyos burócratas viven en el mejor de los mundos recibiendo puntualmente sus haberes. ¡Y encima lo hacen sin trabajar para usted, amable lector, que es quien les paga el sueldo!
Contemplamos con estupor que el ministro de Economía guardó silencio durante semanas, sin reconocer que el país está en recesión. Pero, roto el misterio, tampoco percibimos un solo anuncio sobre medidas de emergencia para enfrentar esta nueva amenaza. Tampoco un guiño, para que el Estado arranque a ahorrar. ¡Empezando por las corruptoras consultorías y asesorías. ¡Antes que se repita otra crisis general, como la que desatara la estrambótica ´reserva negativa´ de divisas (todo un récord planetario), que produjo doce largos años de pobreza y frustración nacional!
Esta sombra estremecedora -la quiebra nacional de finales de los años ochenta- amenaza volver a presentarse. Esta vez, teniendo como telón de fondo a la peor crisis peruana en materia tanto política como social. Con un poder Ejecutivo a cargo de quien fue vicepresidente y ministra durante todo el gobierno del pro senderista, golpista, proto corrupto Pedro Castillo; y un Congreso poblado mayoritariamente por alimañas, iletrados y corrompidos. De manera que lo único que podríamos esperar de ambos serían leyes incoherentes, demagógicas y sobre todo consensuadas para privilegiar a la casta política; incluyendo a la camorra caviar. Jamás, a la resignada sociedad peruana. ¡Y encima de todo, en dos años tendremos elecciones generales!
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