Finalmente, ¿retornaremos a la bicameralidad?
Unas de cal, y otras de arena. El Pleno del Congreso aprobó una ley trascendental para la estabilidad política. Aquella que restituye la vigencia de la bicameralidad.
Lo hizo, eso sí, mezclando papas con camotes al incluir, como materia envenenada, la reelección de los legisladores; facultándoles, inclusive, para hacerlo a los actuales miembros del Parlamento.
Restituir la norma que, después de veinte años, volverá a poner en nuestro espectro político a la Cámara Alta –como se le conoce a la de Senadores– ha sido un acierto.
Allí se debatirán los proyectos de acuerdos nacidos en la cámara de Diputados, conocida como cámara política, que pasarán a la cámara reflexiva, el Senado, para su ecuánime, formal observación y validación; y finalmente consensuar lo avalado por los diputados.
El texto aprobado en la primera de dos votaciones en que debe hacerlo el Congreso lo firman 93 parlamentarios, y deberá ser validado en segunda votación con el voto de al menos 87 congresistas en la segunda Legislatura del Período Anual de Sesiones 2023-2024 que empezará en marzo de 2024.
De conseguirlo, nuestro Legislativo tendrá 190 miembros en dos cámaras (130 diputados y sesenta senadores), en vez de los 130 que ahora existen bajo cámara única; y en las elecciones de 2024, los peruanos votarán tanto por senadores como por diputados.
Para quienes no han experimentado vivir mientras coexistieran en nuestro país tanto senadores como diputados –fue desde que entró en funciones la Constitución vigente, aprobada en 1993– el Senado era la llamada cámara alta que recibía los proyectos de ley previamente aprobados por su par de Diputados; los que podía observar, devolver, modificar y/o aprobar; asimismo, entre otras funciones, elegía a los miembros del Tribunal Constitucional, al Defensor del Pueblo, etc.; incluso hasta cierto tiempo a los integrantes de la corte Suprema.
Por su parte, la cámara de Diputados contaba, entre diferentes prerrogativas, con la de convocar a ministros para indagar determinados hechos; incluso censurarlos de la misma manera, establecer comisiones investigadoras para escrutar a congresistas como a otras altas autoridades -incluyendo al presidente de la República- pudiendo llegar a vacarlos.
Lamentablemente, al finalizar el debate y aprobado el retorno de la bicameralidad por 93 votos a favor, 28 en contra y una abstención, la congresista Adriana Tudela presentó una moción para que se incluya en el texto la reelección inmediata de los congresistas.
Al respecto retrucó el legislador Carlos Anderson, solicitando que dicha iniciativa esté condicionada a que se agregue “quienes vienen ejerciendo la labor legislativa no podrán postular. ¡Veremos qué tan democráticos son!”, precisó.
Como era de esperarse, la representación Nacional aprobó por una abrumadora mayoría la reelección inmediata, incluso de los actuales congresistas, reflejando la miopía política –inclusive la sinvergüencería– de la mayoría del actual poder Legislativo.
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