¡Gallinazo no come gallinazo!
Se quejan los parlamentarios porque la opinión pública tiene un concepto cada vez más sucio del poder Legislativo. Pero son ellos quienes promueven aquella sensación entre la ciudadanía, a través de su comportamiento reñido tanto con los principios éticos -que debe exhibir un legislador- como por el respeto que les deben ellos a la población. Por último, por la dedicación que deben mostrar al pueblo que les ha elegido para que ejerzan dicho cargo en beneficio de todo el país. Sin embargo, la inmensa mayoría de quienes hoy integran el conocido como primer poder del Estado son, por decir lo menos, vulgo sin mayor cultura, con muy pobre educación pedagógica, y sin el menor fundamento ético. Gente que, a fin de cuentas, actúa elemental y calculadamente en beneficio propio.
El escenario que protagonizaron el viernes, por ejemplo, pone de manifiesto la absoluta falta de respeto de la inmensa mayoría de legisladores hacia quienes los eligieron para que trabajen por la nación. Razón por lo cual usted, amable lector, abona impuestos de donde salen las jugosas remuneraciones y aquellas incontables prebendas de las que disfrutan los antes conocidos como padres de la patria. La mayor parte de los cuales –aunque afortunadamente existen muy honrosas excepciones- con su inconducta hoy se hacen acreedores más bien a que se les reconozca como los “hijastros de la patria”. ¡Después de casi año y ocho meses de gestión la gente ya sabe quién es quién en el Congreso! Y conoce, definitivamente, a aquellos que están a favor de la democracia y que trabajan por el bienestar de la sociedad; así como a quienes utilizan la patente de congresista para su exclusivo beneficio.
Como estos traicioneros a quienes ridículamente se les llama “niños”. Porque, amable lector, estos tipejos merecen ser calificados como traidores por su labor artera, al haber votado de manera sistemática contra las múltiples iniciativas de vacancia a Castillo y/o de censura a sus ministros. Sin embargo, estos indeseables que permanecen fungiendo de legisladores, jamás dejaron de recibir -¡ni intentan dejar de hacerlo!- alrededor de veinte mil soles mensuales como sueldo, pagado con dinero del público.
Al final del día, ¿de qué sirvieron esos S/ 360,000.00 -más extras- que les hemos regalado a cada uno de estos canallas durante año y ocho meses de “gestión” legislativa? La respuesta es una: para que sus votos asegurasen la estadía en la presidencia del esperpéntico/golpista/cleptómano Castillo, quien empobreció a nuestro pueblo robándole miserablemente a través de aquella organización criminal que montó -según precisan decenas de carpetas de la Fiscalía- como delincuente serial.
Además este golpista/mitómano insiste en endosarle nuestro país a un par de organizaciones transnacionales y dictatoriales, como el foro de Sao Paulo y el grupo de Puebla, ambas dependientes de Venezuela y Cuba y aplaudidas por Petro, Amlo, Boric, Fernández, Morales, etc.
Apostilla. Al final del día, aquellos “niños” (traidores a la patria) comprados por Castillo con dinero público, el viernes pasado no fueron suspendidos y seguirán en sus curules como parlamentarios. Porque, recordémoslo bien, “¡gallinazo no come gallinazo!”
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