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Grave escenario en Medio Oriente

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Fecha Publicación: 17/10/2023 - 23:00
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En su artículo 8, la Carta de Hámas -publicada en 1988- precisa: “Alá es la meta, el Profeta es el modelo; el Corán su constitución; el yihad su paso y la muerte por el bien de los Hermanos Musulmanes, y Alá su creencia más sublime.” El artículo 13 dice: “No hay solución negociada posible. El Yihad es la única respuesta,” siendo este claramente un “decreto religioso” y un “llamado a la guerra” contra los enemigos del Islam. En su llamada Carta Fundacional, la organización Hamas se autodefine como “una organización política y paramilitar palestina, cuya bandera es yihadista, nacionalista e islamista”, que representa la “lucha contra los sionionistas.” Habla de “muerte para los judios” y demanda “la eventual creación de un estado islámico en Palestina, en reemplazo de Israel y los Territorios Palestinos”. Por último, exige “la obliteración o disolución de Israel.” Se trata pues de un credo fudamentalista, de corte terrorista, sin solución de continuidad para el Estado de Israel.
Esta es una explicación al por qué del ataque militar -tan brutal como sorpresivo- desatado el pasado sábado 9 contra Israel, ejecutado por la secta Hámas disfrazada de gazatíes (proveniente de Gaza). Hámas es un organismo islamista que gobierna la zona que debieran manejar exclusivamente los palestinos. Se trata de un territorio de casi 365 kilómetros cuadrados, poblado por cerca de 1.8 millones de habitantes que, desde su orígen, exhibieron violencia antisemita y antipalestina. Una tragedia humanitaria que cada día sigue complicando la coyuntura geopolítica internacional. Esto genera, asimismo, gran mortificación en buena parte de Occidente, donde el facilismo de sus habitantes -desinformados por agitadores musulmanes emigrados de distintos países- empatiza con la causa palestina, que responde con la clásica retórica fundamentalista que “Israel ha decidido exterminar a los palestinos a través de una respuesta salvaje al ataque de Hámas; en realidad, una simple advertencia a Israel para que les devuelva la tierra que les pertenece”. Respuesta historicamente ridícula, insustentable, porque hay versiones de que la rama palestina Hermanos Musulmanes -que demanda la eliminación del Estado de Israel- es, desde su origen, “una incubadora mundial del terrorismo islámico moderno”.
Esta es la peligrosa realidad que transpira la guerra desatada -hasta ahora- entre Israel y Gaza. Aunque con posibilidades de convertirse en confrontación nuclear, y con ello generar devastadoras probabilidades de extenderse a un conflicto de nivel intercontinental. Hoy se oyen tambores de batalla desde Irán, país con armamento atómico, padrino político/militar de Hámas y los terroristas del mundo entero. Para ello usan una narrativa muy simplista y sensual hacia las izquierdas del mundo: “el militarmente poderoso Israel busca aniquilar al pigmeo Gaza, para arrebatarle la franja de Gaza a los palestinos”. Eso ha echado a doblar las campanas izquierdistas en todo el planeta, solidarizándose con la causa palestina. Cuando quien está detrás de esta ocupación -de la llamada Franja de Gaza- es, precisamente, el yihadismo, que plantea nada menos que “la obliteración o disolución de Israel”. Caso contrario volcará la iras yihadistas contra Israel, lo que se aproximaría a una Guerra Mundial.

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