¡Hasta aquí nomás, presidenta Boluarte!
Resulta insólita, inclusive insultante, la indecisión del gobierno Boluarte respecto al caos en que se encuentra la petrolera estatal Petroperú. En lugar de ajustarse los pantalones y adoptar la única medida que le queda -el cierre ordenado de la citada entidad estatal, sinónimo de pérdidas multimillonarias; de corrupción consuetudinaria; y de ineficiencias que no ocurren en ninguna otra parte del planeta- hace un año mantiene su status quo, agravando las cosas; y generando aquello un colosal daño a las arcas públicas. Hecho que se traduce -como es evidente- en más pobreza, más angustia y en más maltratos a la, cada día, más pobre sociedad peruana. Una empresa pública cuyo denominador común es el desastre, acostumbrada a chantajear al país con el desabastecimiento de petróleo, si el Estado no continúa quemando soles y dólares invirtiéndolos en ese pozo sin fondo llamado Petroperu. Como vuelve a suceder ahora, tras la enésima pérdida de capital a consecuencia del aumento de costos de sus operaciones por haber construido una refinería que debió costar US$1,800 millones (Mil ochocientos millones de dólares); pero por esas artes de Birlibirloque que siempre suceden en Petroperú, el presupuesto se ha cuadriplicado a US$7,800, gracias a la incompetencia y a la corrupción innata que subsiste en Petroperú, desde que la izquierda impulsó al dictador Velasco Alvarado a expropiar la International Petroleum Company para convertir la modesta, aunque eficaz Empresa Petrolera Fiscal, en un monstruo devorador del dinero fiscal llamado Petroperu. Recordemos que el año pasado se produjo una de tantas crisis por las que ha pasado la petrolera pública. Aquello produjo el desabastecimiento de combustible a nivel nacional y, como resultado, una vez más Petroperú le pasó el sombrero al gobierno exigiendo un nuevo aporte de capital que, sumado a otros aprobados meses antes, sumaban nada menos que S/.4,000 millones; importe que, una vez capitalizado, incrementó el capital de la petrolera estatal a S/. 9,572’168,000 soles, aportados por los 35 millones de peruanos. Pero esos S/.4,000 millones aportados el año pasado se licuaron en escasísimos meses, y hoy Petroperu exige un nuevo aporte por una cifra similar “para salvarse de la quiebra”.
Petroperú ahora le pide al Estado otros S/.4,000 millones de aporte fresco, porque se encuentra literalmente en suspensión de pagos. Y lo hace con la sinvergüencería que la caracteriza. Inclusive en plena etapa de una descomunal crisis financiera/económica del Tesoro Público, sumada a la sucesión de crisis de carácter política, social, moral, etc., que impiden al Estado cumplir las obligaciones básicas que tiene con toda su ciudadanía.
Incluso, en medio de tamaña situación de emergencia nacional, el ministro de Economía desde hace un mes sigue deshojando margaritas; en lugar de salir al frente y plantearle al gobierno un sonoro: “!Ya basta de estupideces!”. ¡El Perú no está en condiciones de sostener más la quiebra de Petroperú! ¡Ella lleva décadas y cada crisis de la petrolera le significa al Estado tirar al agua más miles de millones de soles! ¡Suficientes despilfarros! ¡Hasta aquí nomás, presidenta Dina Boluarte!
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