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¡Imponga orden, presidente Boluarte!
Bordeando las diez de la noche del lunes, aparecería en televisión el premier Alberto Otárola -rodeado de sus ministros de Transportes, Defensa, Salud e Interior- para dar un simple parte de guerra. En rigor, se limitó a hacer el mismo reporte de la situación que acababan de informar los noticieros. ¡Nada nuevo! Lo que sí precisó el premier Otárola fue que las revueltas al interior del país –desde Puno hasta Ica- “tienen un responsable”, refiriéndose presumiblemente a Pedro Castillo. Porque ya es evidente que el ex mandatario, preso en la Diroes por orden judicial, tiene mucho que ver con la coordinación existente entre el comunismo sudaca y los senderistas que salieron de sus madrigueras, desde que este miserable, corrupto y golpista asumiera indebidamente la presidencia de la República, tras una elección obviamente cuestionada. El organizador de estas asonadas desatadas en nuestro país es el “gallo” Zamora, cerebro de la inteligencia de Cuba y embajador en el Perú, a quien no se atreve a expulsar Boluarte. Actúa en complicidad con agitadores profesionales, liderados por el también delincuente boliviano Evo Morales. Pedro Castillo, amable lector, está perfectamente al tanto de esta realidad, pues recibe visitas sin control policial alguno -en el mismísimo local de Diroes- porque se lo permite la presidente Boluarte. Entonces, ¿de qué que se queja este gobierno?
Llamó la atención la súbita aparición televisiva del primer ministro Otárola, con apenas cuatro ministros alrededor suyo. ¡En vez de que lo hiciese la presidente Boluarte, rodeada por todo su gabinete ministerial! Y que hablara el premier, NO para darle tranquilidad a la población -comunicándole medidas coherentes, adecuadas al grave momento por el que atraviesa la Patria, como declarar en Estado de Emergencia la zona surandina del país- sino, repetimos, sólo para darnos un parte de guerra con la cifra de muertos/heridos generados por la terrible jornada del lunes pasado. Recordemos que una multitudinaria poblada (montada sobre cientos de flamantes camionetas de doble tracción, de reciente adquisición, probablemente financiadas por el narcotráfico), fue llevada desde diferentes villorios hasta la ciudad de Juliaca, con el propósito de desarrollar allí actos terroristas. Como la captura del aeropuerto y el incendio de locales de autoridades. ¡La tardía prohibición del ingreso al Perú de Evo Morales y sus huestes –reclamada en mil tonos por diferentes voces- está dando sus frutos! Y en ello la presidente de la República tiene mucha responsabilidad. Desde esta columna se lo demandamos en todos los tonos, advirtiendo las consecuencias que generaría su inacción al respecto. ¡Prefirió protegerle las espaldas a esta basura, con la que se codeaba mientras integró el régimen Castillo, en lugar de adoptar posturas drásticas en defensa de la vida y tranquilidad de decenas de miles de peruanos! ¡No se rasgue las vestiduras, presidente! ¡Su obligación es actuar como jefe de Estado! ¡No como amiga de Castillo, ni en su condición de ex vicepresidente de este golpista y ladrón -que está incendiando medio país- a quien aparentemente usted seguiría guardándole consideraciones!
Imponga orden o renuncie, presidente Boluarte. ¡Cueste lo que le cueste!