Impulsemos la educación y el deporte

Si todos soñáramos lo mismo para ofrecer un mejor futuro a nuestros niños y jóvenes, deberíamos mirar hacia atrás y recuperar lo perdido. Para tener mejores ciudadanos y mejores deportistas, debemos formar, desde la infancia, mejores personas.

Para que nuestros políticos puedan hablar de equidad, igualdad y futuro, deberían comenzar por asumir el compromiso de recuperar la calidad de la educación pública. La buena educación equipara. Nos pone a todos en el mismo nivel para competir en igualdad de condiciones.

Quienes, en los sesentas, estudiamos en colegios y universidades estatales, podemos afirmar que tuvimos los mejores maestros, buena infraestructura deportiva, laboratorios equipados, profesores de educación física, entrenadores, pero, sobre todo, fuimos formados con disciplina en valores, civismo y crecimos teniendo fe en lo que hacíamos. Educación y deporte son factores determinantes para disminuir la delincuencia que ha tomado las calles. Apena constatar que, en dos décadas, pauperizaron la educación y seguimos sin ser competitivos deportivamente.
No existen escuelas de padres, pero nos toca asumir roles en el hogar orientando a nuestros hijos para evitar que su formación pudiera quedar en manos de gente que, en vez de educarlos, pareciera más enfocada en ayudarlos a “descubrir” su orientación sexual y algunos mienten para santificar el terrorismo.

Los municipios deberían asumir la educación inicial gratuita en los distritos e implementar guarderías municipales para apoyar a los padres que pudiendo ambos trabajar, no lo hacen por no tener quien cuide a sus pequeños hijos.
La formación y competencia deportiva debe ser obligatoria en todas las escuelas públicas. Los colegios privados no deberían recibir autorización del Ministerio de Educación si no ofrecen espacios deportivos adecuados. En nuestro país los deportistas que sobresalen llegan al podio por su tesón, esfuerzo y disciplina. Lamentablemente los recursos que el Gobierno asigna al deporte son insuficientes y sólo algunos deportistas reciben apoyo de la empresa privada.
Los gobiernos regionales han mostrado incapacidad para gestionar y ejecutar sus presupuestos, quizá deberían asignar mayores partidas en infraestructura deportiva.

Desafortunadamente los gobernantes no forman, deforman. Los políticos no enseñamos con el ejemplo. Malos profesores no educan, adoctrinan. Pocos dirigentes de ahora la “ponen”, algunos se la “llevan”.

Los Panamericanos de Lima nos llenaron de entusiasmo y vemos ahora a más deportistas recibiendo medallas. Pero, si el presupuesto que asignan a las diferentes disciplinas deportivas no alcanza para financiar a los deportistas que con sacrificio nos representan, de nada servirá la infraestructura construida, en la que invirtieron cientos de millones de dólares, que envejecerá junto con nuestras ilusiones y los pocos buenos dirigentes.

Los peruanos queremos tener más deportistas exitosos a quiénes admirar. Hinchada sobra, pero todavía hay muy pocos por quien hinchar.

¡Vamos Perú, nunca es tarde, aún estamos a tiempo!

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