La desinformación como medio
Para nadie es un secreto que nuestro país vive en un eterno vaivén político, sin embargo, mucho de este ruido se crea gracias a la desinformación lo cual nos ha generado en los últimos años una eterna crisis institucional.
Claro que parte importante de este coctel explosivo es que hemos tenido siete presidentes en menos de siete años y algunos de los que han gobernado en las últimas décadas han terminado investigados o encarcelados por corrupción.
Esta desinformación que no es reciente ha agudizado el conflicto y la polarización por las narrativas que se vierten desde todos los espectros de la sociedad.
Por ello, hoy en día no hay otra salida que enfrentar todas las campañas de desinformación, calumnias, descrédito y también las amenazas, con la verdad.
Está claro que la desinformación alimenta la crisis y esos espacios están siendo asumidos por algunos sectores que van en búsqueda del error, del insulto y para ello usan las redes sociales empujados por su hartazgo y rechazo al sector político.
Esto ha originado el crecimiento vertiginoso de la desinformación, hoy lidiamos a diario con noticias falsas o descontextualizadas, lo cual golpea y de forma negativa en la democracia, sobre todo en una tan débil como la peruana; prueba de ello, es todo el impacto que generan en las encuestas.
Pero, ¿Cuál ha sido el papel de la desinformación en la crisis política?, en mi opinión la falta de rigurosidad, la escasa preparación o simplemente el tomar partido por un “bando” ha generado este grave impacto en la situación de conflictividad que vive nuestro país.
Hoy hay una activa maquinaria de un sector de la sociedad que ha engendrado esta sensación de rechazo, injusticia e indignación que lógicamente se ha elevado al tope con las denuncias que vemos a los actores políticos lo que ha generado una atmósfera de conflicto importante.
Es deporte nacional en el país acusarse mutuamente de impulsar campañas de desinformación, sin embargo, lo cierto es que tanto de un lado como de otro son los responsables de la producción de notas exageradas que no tienen, en muchos casos, un ápice de certeza sino solo de emotividad o venganza.
¿Pero cómo nos ordenamos? En realidad no es nada sencilla esta tarea, pues el ambiente está contaminado desde casi todo aspecto. En nuestro país la mayoría de medios y agentes políticos no gozan de la confianza de los ciudadanos, incluso así lo asegura el informe del Instituto Reuters.
En este contexto, sería bueno que todos los sectores hagan un mea culpa y dejen de lado los intereses personales, y en algunos casos los odios para auto regularse debido a que las críticas, de las que nadie se puede jactar, no son gratuitas y esto se ganó con la poca pluralidad que se ha tenido y en algunos casos por no certificar la información.
Lo cierto es que debemos dejar de lado esta resaca y enfocarnos en enrumbar al país desde donde nos toca porque la desinformación alimenta la crisis que nos puede destruir.
Por Gustavo Martínez
Sociólogo y periodista.
Mira más contenidos siguiéndonos en Facebook, Twitter, Instagram, TikTok y únete a nuestro grupo de Telegram para recibir las noticias del momento.