La falaz superioridad izquierdista
La izquierda latinoamericana ha metido el pie en el acelerador, convencida de que las circunstancias geopolíticas se le presentan "favorables". Sobrestima su superioridad, porque ahora gobierna en la mayoría de países que conforman el continente americano.
Circunstancia planeada por los siniestros servicios de inteligencia brasileños, cubanos, venezolanos por encargo del grupo de Puebla y foro de Sao Paulo, basados en el malestar social, los consecuentes efectos de empobrecimiento, y la transformación que, a nivel internacional, introdujo la pandemia covid.
El mito de la supremacía izquierdista es una falacia que, con esa claridad que le caracteriza, pone en descubierto Emmanuele Macron, actual presidente de Francia, haciendo referencia a "la frivolidad y la hipocresía de los intelectuales progresistas. De esos que el pensamiento único es el del que todo lo sabe, y condena la política mientras la practica (…..) Desde 1968 no se podía hablar de moral.
Nos impusieron el relativismo; la idea de que todo es igual, lo verdadero y lo falso; lo bello y lo feo, que el alumno vale tanto como el maestro; que no hay que poner notas para no traumatizar a los malos estudiantes (…..) Nos hicieron hacer creer que la víctima cuenta menos que el delincuente. Que la autoridad estaba muerta." Los argumentos de Macron son tan claros y firmes que consideramos indispensable continuar citándolos, en la medida que tengan cabida en esta columna. Sigue Macron: "(Nos manifestaron) que las buenas maneras habían terminado. Que no había nada sagrado, nada admirable, que el eslogan era VIVIR SIN OBLIGACONES Y GOZAR SIN TRABAS. Quisieron acabar con la escuela de la excelencia y el civismo.
Asesinaron los escrúpulos y la ética. Una izquierda hipócrita (…..) Esa izquierda está en la política, en los medios de comunicación, en la economía. Le ha tomado el gusto al poder. La crisis de la cultura del trabajo es una crisis moral que hay que rehabilitarla. Dejaron sin poder a las fuerzas del orden (…) se ha abierto una fosa entre la policía y la juventud: los vándalos son buenos y la policía es la mala. Como si la sociedad fuera siempre culpable y el delincuente inocente.
Defienden todos los servicios públicos, pero jamás usan transporte colectivo. Aman mucho a la escuela pero mandan a sus hijos a colegios privados. Adoran la periferia pero jamás viven en ella. Firman peticiones cuando se expulsa a algún invasor pero no aceptan que se instale en su casa (…) han renunciado al mérito al esfuerzo y atizan el odio a la familia, la sociedad y a la república.
Con el mayor descaro lucran de los bienes del Estado, y montan negocios con el dinero mal habido a la vista de todos, de la manera más cínica. Hoy debemos volver a los antiguos valores del respeto, de la educación, de la cultura, y de las obligaciones antes que los derechos. Estos se ganan haciendo valer y respetar los anteriores."
Este extracto del elocuente discurso de Emmanuel Macron retrata aquella falaz superioridad que exhibe la neoizquierda, surgida post caída del Muro de Berlín.
Mira más contenidos siguiéndonos en Facebook, Twitter, Instagram, TikTok y únete a nuestro grupo de Telegram para recibir las noticias del momento.