La “gran prensa” antiperuana
Desde aquel publirreportaje lanzado por un canal de cable, propiedad de El Comercio, mostrando a un Pedro Castillo en la bucólica campiña cajamarquina (como si fuera un simplón campesino aparte de profesor de una humilde escuelita chotana), entendimos el grado de sometimiento al que habían caído los dueños de aquel grupo periodístico. Ocurrió tan pronto este sujeto fue proclamado ganador de la arreglada segunda vuelta. Desde allí quedó claro que esa prensa corrupta seguiría subyugada al poder político. Ocurrió con Humala, PPK, Vizcarra y Sagasti. Esta vez se convertiría en escolta de un procomunista, prosenderista, protocorrupto y, aparte, falto de talento para gestionar el patrimonio de los 32 millones de peruanos. Proyectábamos -desde ese instante- que la llamada “gran prensa peruana” enrumbaría al país exactamente por la misma ruta al infierno que implementaron sus pares venezolanos, tras el triunfo de Hugo Chávez. Es decir, ponerse a órdenes del dictador con tal de evitar la confiscación de sus empresas periodísticas y, en adelante, vivir del subsidio llamado avisaje estatal. ¡Esto ocurrió en Venezuela! ¡Lo supimos los peruanos! ¡Y no sólo lo conocieron los propietarios de la llamada “gran prensa” peruana sino que por años optaron por criticarlo tenazmente “en defensa de la libertad de expresión”! Ahora entendemos que esa “gesta” fue otra farsa. Pues apenas salió, tramposamente, electo presidente Pedro Castillo, tanto los medios propiedad de gente descastada como los dueños de El Comercio mal llamado “decano de la prensa nacional”; como del canal 2, propiedad del peruano-mexicano Zamora -y “broadcasters” dueños de diversas estaciones televisoras y radiales- se rindieron ante Castillo, optando cobardemente por cederle su línea informativa/editorial a un régimen marxista para evitar ser expropiados y para que sus empresas permanezcan operando subsidiadas, en adelante, por el avisaje estatal que paga usted, amable lector.
Esos mismos canales -2 y N- ahora orquestan una campaña para “relanzar” la imagen de uno de los más miserables presidentes que registra nuestra historia republicana. Nos referimos al sinvergüenza Vizcarra: golpista, procesado por corrupto, mentiroso contumaz, sacavueltero, cómplice -con su vil ministro de Salud Zamora- de la muerte de 230,000 peruanos al negarse a importar pruebas moleculares, plantas de oxígeno, camas UCI, etc. Pues a este tipejo que, aparte, indujo a la muerte a Alan García y se vacunó secretamente tres veces negando haberlo hecho hasta que vimos las pruebas; a esta escoria, ambos canales lo ensalzan como héroe, quizá decididos a postularlo ante cualquier eventual vacancia de su todavía patrón Castillo. Es más, dichos medios aplaudieron la vacancia del miserable Vizcarra, aprobada por 105 votos, y a la vez le reventaban cohetes al tal Sagasti, conscientes de que había confabulado con Castillo para, cuando menos, permitirle imponer en la Secretaría General de Palacio a algún sinvergüenza, como ocurrió con Bruno Pacheco.
Apostilla. Ambos canales –junto con otros medios antipatrióticos como La República y RPP- son responsables del resurgimiento del terrorismo, prestándose a consolidar el credo de la CVR respecto a que los terroristas fueron luchadores sociales asesinados por las sanguinarias fuerzas armadas y policiales comandadas por Fujimori.
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