La gran prensa prostituta
Salvo excepciones contadas con los dedos de la mano, a lo largo de los quince meses de desgobierno gestionado por Pedro Castillo, la sociedad peruana ha dado muestras más que elocuentes de irresponsabilidad, de cobardía y hasta de reverenda miseria moral. Tras quince tortuosos meses de graves amenazas de confiscación a la propiedad privada, estatización de medios de producción, violación a las libertades individuales, e implacable persecución contra todo el que se oponga a la decisión de Castillo de convertir al Perú en espejo de Cuba o Venezuela, lo único que hemos visto es el desinterés de la ciudadanía. Sobre todo entre las clases media y alta; aunque con mucho mayor intensidad en la denominada dirigencia empresarial. Esta conmovedora indiferencia es muestra elocuente de la tontería, mezquindad y cobardía de nuestra dirigencia política, social y sobre todo, la empresarial. Esta pusilanimidad es más notoria al interior del gremio de las comunicaciones –diarios, radios televisoras- responsable por antonomasia de defender los intereses de la sociedad, antes que el apetito del gobernante. Hoy, sin embargo, la gran mayoría de los medios de comunicación ha claudicado en su misión, vencidos por el dinero negro recibido -directa y/o indirectamente- del gobierno. Aquella táctica inaugurada por Montesinos de la que tanto despotricaran quienes ahora, descaradamente, se benefician de ella. Analicemos un caso enfermizo que se repite cada día sin el más mínimo pudor.
La llamada gran prensa hace cada vez más méritos por ganarse el Oscar a la basura. Se ufana de su cobardía luciéndose como cómplice de Castillo. Veamos qué ocurrió el pasado lunes. Canal N y RPP -meca de la inmundicia mediática- interrumpieron sus programas (como cada día que Castillo aparece en público) para emitir las arengas del chotano, en su desesperación por defenderse de lo indefendible. Repasemos qué dijo Castillo el pasado lunes, ante un escuadrón de reservistas alistados en Palacio. Sin ambages, calificó como “show mediático (...) confabulación entre una parte del Congreso, la Fiscalía y un sector de la prensa para desestabilizar el orden constitucional”, al primer allanamiento a Palacio que ordenó la Fiscalía. Esto mismo repite cotidianamente quien ha sido acusado ante el Congreso (con evidencias que no dejan lugar a desmentidos) por presuntamente liderar una organización criminal integrada, entre otros, por su propia esposa, su hija putativa, sobrinos, ex secretarios de Palacio, etc.
Cotidianamente, Castillo insulta y ataca al “sector de la prensa” integrado, entre otros, por ambos canales privados que, invariablemente, emiten en directo sus apariciones públicas, interrumpiendo sus programaciones sin el menor respeto por sus audiencias. Los dueños de RPP y Canal N fomentan pues, de manera humillante y deshonrosa, que sus medios sirvan de parlantes para publicitar las arengas de Pedro Castillo sujeto que, repetimos, no sólo confiscará la prensa –incluyendo a ambos consorcios periodísticos- sino convertirá al Perú en espejo de Cuba, Venezuela y Nicaragua. Se necesita ser sumamente descastado para someterse, sin la más mínima dignidad, al enemigo público numero uno del Perú. Lo que hacen RPP y Canal N es un oprobio. ¡Una repudiable deslealtad!
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