La hegemonía marroquí por la autonomía del Sahara y la iniciativa Atlántica
Escribo esta columna desde Dakhla, en el Sahara marroquí, hasta donde he llegado invitado para participar en la Conferencia Política de la Coalición para la Autonomía del Sahara (AUSACO): “El Horizonte Geopolítico de la Cuestión del Sahara”. Por Perú también asiste la Dra. Martha Chávez, expresidenta del Congreso de la República.
Reproduzco un resumen de mi ponencia. “Señor Presidente. La propuesta de Autonomía del Sahara y la Iniciativa Atlántica, del rey Mohamed VI, constituyen el binomio de la hegemonía geopolítica africana del reino de Marruecos.
Quisiera, antes, recordar que la disputa sobre el Sahara no es jurídica sino fundamentalmente política, mejor aún, geopolítica, es decir, no se trata de una controversia como fue concebida por la Corte Permanente de Justicia Internacional –la antecesora de la Corte Internacional de Justicia– al definirla por una oposición de tesis jurídicas como lo estableció en el caso de las Concesiones Mavrommatis de 1924, en Palestina, entre Grecia y el Reino Unido.
El Sahara no se aborda como una litis en un tribunal como pasó al caso de Perú c. Chile, resuelto por la CIJ en 2014, y como no debe pasar al asunto de las Islas Malvinas.
En efecto, jamás lo será pues Marruecos no negocia su soberanía. Busca un arreglo político y pacífico. Ahora bien, el referido binomio constituye política de Estado para Marruecos que lo concibe como su Horizonte al 2035, hallándose fundado en su Pacto Nacional para el Desarrollo, propio de un Estado con prospectiva que asume su rol de país árabe y africano solidario y por eso, la visionaria Iniciativa Atlántica del rey, pretende arrancar a las naciones del Sahel, la larga franja geográfica entre el desierto y la selva subsahariana o África negra, que cruza el continente desde Mauritania hasta Eritrea, y donde se hallan los países más pobres de África, confundidos entre Estados fallidos o anarquizados, impactados por la desventajosa realidad mediterránea, pero que cuentan con un horizonte promisorio al que pueden aspirar, gracias a Marruecos que les tiende la mano para salir al Atlántico, constituyendo su larga costa por la denominada “Fachada Atlántica”, la mejor expresión geopolítica de su virtuosidad marítima. Así, contando el mega puerto de Tánger, en el estrecho de Gibraltar, y el de Dakhla –lo visitamos in loco–, que estará listo en 2028, ambos denotando la enorme apuesta por el desarrollo económico, no solo marroquí, si no africano, y a cuya auspiciosa realidad de enormes ventajas para los países del Sahel, éstos progresivamente reaccionarán en reciprocidad legitimando el imaginario colectivo de paz y oportunidades para una región, aun dominada por los conflictos y la desventura –incluido gran parte del Magreb–, lamentablemente promovidos por la intransigencia de Argelia, el país vecino, que por adolecer de la referida cualidad atlántica marroquí, creó el Polisario e inventó la República Árabe Saharaui Democrática (RASD), en su plan para forzar un artificio geopolítico marítimo irreal e hilvanado a contracorriente del rigor de la historia más bien pegada verazmente a Marruecos.
La propuesta de Autonomía del Sahara marroquí sigue ganando Estados adictos en la ONU, y que, reflejado en la creciente apertura de consulados, aquí en Dakhla, en el marco de la Convención de Viena sobre Relaciones Consulares de 1963, reconfirma de iure, la indubitable soberanía de Rabat sobre el Sahara marroquí.
Mi país, el Perú, que, durante mi gestión como canciller, decidió romper con la inexistente RASD, luego de retroceder, motivando mi renuncia irrevocable, y que el actual gobierno ha corregido con acierto, aunque parcialmente, suspendiendo toda vinculación con la RASD, ahora que tendremos el mega puerto de Chancay, también debería abrir un consulado en Dakhla. Finalmente, quisiera recordar mi discurso ante la Honorable Academia del reino de Marruecos, en 2018, reiterando que, aun cuando América Latina sigue de espaldas al Atlántico, porque sus países viven obnubilados mirando únicamente el Pacífico, olvidando que las relaciones internacionales y la geopolítica son cíclicas, hay que seguir bregando hacia África. Gracias.”
(*) Excanciller del Perú e Internacionalista
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