La hipócrita y totalitaria izquierda criolla

El fracaso de la izquierda peruana es absoluto. Su irreverente inconsistencia la retrata en todo su esplendor. Su única meta es establecer el comunismo, como ocurre en Cuba o Venezuela. Su trasnochada ideología, su afiebrada soflama, más su insolente hipocresía la condujeron al fracaso en que hoy se encuentra. Alucinó con el cuarto de hora que tuvo tras esos tramposos comicios de abril y junio 2021. Y se engolosinaría con la figura de un maestrito cajamarquino rojo como presidente del Perú, representándola acá y ante el mundo.

Festejaría su triunfo hasta la náusea, con una borrachera social característica de su profundo infantilismo. Y como si fuera alguna gran conquista, impulsó esas sangrientas marchas revolucionarias preñadas de odio manado de sus fuentes terroristas, a las cuales siempre ha aplaudido. ¡Aunque, estratégicamente, gran parte de las izquierdas lo hicieran en silencio! Supuso que aquello produciría la esperada "gran revolución social" que tanto ha buscado a lo largo de su infeliz existencia.

Durante uno o dos meses ardieron las calles de muchísimas regiones del Perú, soliviantadas por operadores políticos venidos desde Venezuela y Cuba para organizar las celebraciones populares del ingreso del Perú al clan de los países que integran el bodrio totalitario chavista conocido como "socialismo del tercer milenio".

Semejantes asonadas terroristas y asesinas produjeron la muerte de setenta personas, que antes habían atacado a las fuerzas del orden utilizando armas de fuego empíricas, aunque letales. Sin embargo, el efecto fue opuesto a lo esperado.

Porque el pueblo peruano rechazó aquella violencia y respaldó a la Policía Nacional, así como a las Fuerzas Armadas que impusieron el orden y la calma. Desafortunadamente, aquello fue a cambio de la muerte y graves secuelas físicas y mentales de muchos peruanos inducidos a la sedición por la extremista izquierda pro Castillo.

Pero las falacias e incongruencias de la izquierda siguen siendo irremediables. ¡La razón de su consistente pérdida de preferencias entre la sociedad peruana!

El martes pasado, el bloque izquierdista que en 2021 eligió a Castillo (probado golpista, corrupto, mitómano, lavacara de sendero, que dinamitó la estabilidad socioeconómica/política nacional en sólo dieciocho meses de gestión), volvería a patinar. demandándole al Legislativo la inmediata vacancia de la presidente Dina Boluarte. Olvidó un detalle: el 7/12/22 Boluarte asumió el cargo siguiendo estrictamente el ordenamiento constitucional.

Asimismo, transpirando mayores incoherencias la izquierda soslayó que, en los comicios de abril 2021, votó -en bloque- por la plancha presidencial donde Dina Boluarte figuraba como ¡única! vicepresidente de Castillo.

¡Nueva viga en el ojo de la izquierda, cegada por el odio y la envidia desde su surgimiento a la vida política peruana! Sellaría aquel debate el perspicaz legislador Alejandro Cavero sentenciando: "Perú es un país felicitado desde el exterior, porque su democracia y sus instituciones, aunque machacadas, debilitadas, supieron resistir con valor y firmeza el intento golpista. Ahora mi apuesta es por la institucionalidad.

Cuando volvamos a las urnas, será el pueblo el que decida si quiere repetir aquella nefasta historia de Castillo, o darle al país un cambio (de dirección), pero sin retroceso".

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