La impunidad a Piedras Gordas
El Perú está gravemente enfermo por el devastador virus de la corrupción. Las escasas iniciativas de la clase política para generar reformas y erradicarla han fracasado. Congresistas y funcionarios, conocidos por hacer mal uso de su poder político y blindar al gobernante, parecen trabajar con convicción y alevosía para maniatar a la justicia, poniéndole candados para que la impunidad siga festejando.
La valiente fiscal Benavides ha hecho su trabajo. Pero, por atreverse a denunciar constitucionalmente a Pedro Castillo, es vapuleada por el oficialismo desde el Ejecutivo y el Congreso. ¡Si Benavides decidió investigar es porque las evidencias son contundentes!
Ahora la pelota está en cancha del Legislativo que enfrenta un reto difícil porque no tiene los votos suficientes para promover la destitución por incapacidad moral permanente. El camino a seguir para la acusación es largo, pero debe recorrerlo dentro del marco legal, buscando interpretar y actuar conforme al artículo 117 de la Constitución.
La vacancia no es un intento de golpe de Estado, como pretende victimizarse el Gobierno confundiendo a los peruanos. Es una herramienta del Congreso para ejercer control político. Lo establece la Constitución vigente, la misma que utilizan los abogados de Castillo para defender su permanencia en el cargo. Ningún constitucionalista pudo haber imaginado que la ley impidiera ir tras un presidente en los supuestos que resultase ratero, violador o que amañara licitaciones.
El Gobierno pecha a la oposición, a la fiscal de la Nación y al Poder Judicial porque sabe que tiene asegurados los votos que le permitirían mantenerse en el poder.
La vacancia hasta ahora estuvo en manos de congresistas que apostaron por blindar a un gobierno corrupto que se cae. Pero, ante tanta evidencia, aún están a tiempo de recapacitar y cambiar la orientación de sus votos. Juega a favor de la oposición que algunos congresistas estarían en modo “sálvese quien pueda”. Si aspiran a mantenerse en libertad y salvar su pellejo deberían comenzar a hablar antes que otros lo hagan.
Mientras tanto, los caviares esperan agazapados y en silencio el momento de Dina Boluarte. Salivan con la posibilidad de retomar el control del Gobierno. Los peruanos no debemos olvidar que en su pesada mochila están Vizcarra, Sagasti y Pedro Castillo, que llegó y desgobernó gracias al perverso poder caviar.
La ruta hacia el abismo la ha marcado el Gobierno. Benavides es ahora el único camino para que el Congreso lleve a los corruptos desde la Plaza de Armas a Piedras Gordas, pasando por la avenida Abancay para recoger algunos “niños” extraviados.
Para salir de este entrampamiento político tenemos que dejar los odios de lado y volver a caminar unidos. ¡No importa quién camine junto a ti, si como tú busca lo mejor para el Perú!
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