La madre del cordero en la inseguridad ciudadana

En el argot coloquial solemos referirnos con esta expresión, a la parte central y más importante de un asunto, así como a la causa fundamental de un problema, aspecto que es clave determinar con precisión, si de verdad se pretende darle solución. Y lo que es primordial en el caso de la inseguridad ciudadana, es aceptar que estamos actuando incorrectamente, ya que a la luz de la experiencia, no solo no estamos logrando ningún resultado positivo en la lucha contra este flagelo, sino todo lo contrario, es decir una terrible inseguridad ciudadana en el país, que avanza inconteniblemente cada día, sin que se haya hecho nada positivo para dominarla.

Es preocupante ver no solo el avance de esta plaga, sino que es evidente que el Gobierno no tiene la menor idea de cómo controlarla, habiendo atinado únicamente a hacer ofrecimientos y promesas, como aumentar el número de policías y el equipamiento de estos. También ha ensayado –solo para tratar de tranquilizar a la población– teatrales intervenciones de algunos efectivos de las FFAA, en determinados lugares, los que van condicionados a no usar sus armas de fuego, como ocurrió en Ilave (Puno) en que vimos a soldados del Ejército corriendo con su armamento, perseguidos por cientos de personas que les tiraba piedras, y donde hubo seis soldados muertos. Sobre el particular han sido preocupantes las declaraciones de representantes del Gobierno, responsabilizando a las FFOO respecto de los muertos y heridos, incluso en acontecimientos graves de ataque a aeropuertos y establecimientos públicos, donde hubo actos de terrorismo.

Pte. Boluarte, no es con promesas y actitudes artificiosas como va a evitar que este problema se siga incrementando, por el contrario, seguirá creciendo, salvo que logre que la justicia funcione. Los abogados sabemos desde siempre, que “nada alienta más la violación de la ley, que la impunidad del delincuente” que es lo que está ocurriendo. Este es un axioma jurídico, sobre el que no cabe discusión alguna. Luego lo que hay que hacer es evitar la impunidad del delincuente –y de los jueces y fiscales en su caso–, y eso no depende del MININTER ni de la Policía, sino de jueces y fiscales honestos.

Y aquí comienza el problema, que al parecer el Gobierno no quiere enfrentar. Ocurre que tanto en el Poder Judicial, en el citado Ministerio Público, así como en la Junta Nacional de Justicia (JNJ) hay una grosera politización de muchos de sus miembros, que inevitablemente ha devenido en corrupción, ya que estos magistrados al actuar por encargo de quienes tienen más autoridad que ellos, se sientes empoderados y apoyados para tomar las decisiones que personalmente más les convenga, aunque estas en ocasiones, no se ajusten a la ley como está sucediendo. Y ello produce un círculo vicioso, a más impunidad, más delitos. Y con el Gobierno ocurre otro tanto, ya que también muestra afanes en mantener estrechas relaciones con estos entes de justicia, como lo acaba de demostrar la Pte. Boluarte en el caso de la JNJ, en el que no tenía por qué inmiscuirse. Mientras no rompamos este nudo gordiano, no podrá detenerse el incremento de la inseguridad ciudadana, para desgracia del Perú.

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