La necesaria estabilidad
S&P Global Ratings rebajó la calificación crediticia al Perú a BBB- debido a que la inestabilidad política viene limitando el crecimiento de la economía. Con esta rebaja, se pone al Perú en una posición cercana a perder el “grado de inversión”, que es aquel que se otorga a países que tienen una macroeconomía estable y un marco jurídico, político y social estable.
En otras palabras, se está perdiendo la confianza de los inversionistas a nivel mundial. Además, según los especialistas, esto generaría que también llegue al Perú menos inversión financiera, que son los capitales de corto plazo que determinan el valor del precio del dólar.
Recordemos todo lo que nos costó en tiempos de crisis que el sol mantuviera su valor frente al dólar a pesar de la apreciación de éste. Sin embargo, el volátil panorama político y económico local podría ser un factor clave de cara a su cotización en el mediano plazo.
En el Perú, el tipo de cambio se mueve según la oferta y demanda de dólares. En ciertos momentos, el BCR interviene para evitar variaciones demasiado bruscas. La intervención del Banco Central, por ejemplo, permitió en su momento evitar un mayor incremento del tipo de cambio. Sin embargo, no puede intervenir de manera indefinida en el mercado cambiario, pues esto disminuye la cantidad de reservas internacionales con las que cuenta la entidad monetaria.
Según las últimas cifras del INEI a nivel nacional todavía falta por recuperar más de dos millones de puestos de trabajo adecuadamente productivos para regresar al nivel de 2019, más de dos millones. El empleo no se crea por Decreto, se crea de manera natural cuando las personas invierten contratando más personas para poder producir.
La inversión en este momento no se está moviendo. Casi 8 de 10 trabajadores se encuentran en la informalidad. Y la única manera de aumentar el empleo es con mayor inversión. Y ¿por qué inversión privada? Porque de cada S/ 10 que se invierten en el Perú, S/ 8 son privados y S/ 2 son públicos. Sin estabilidad no hay inversión.
En ese contexto, a los ya reiterados escenarios de crisis, nos enteramos que la presidenta estuvo doce días sin realizar ninguna actividad por haberse sometido a una cirugía estética. Todo esto genera incertidumbre.
A los inversores no les gusta la incertidumbre porque incrementa el riesgo. Por eso, cuando hay estabilidad política y el marco legal es propenso a la actividad empresarial, la bolsa sube, el dólar baja y la economía crece.
El gobierno y el Congreso deben entender, entonces, la enorme gravitación en la vida económica y política de la nación que tienen sus decisiones. El statu quo de estabilidad es la senda por la que se debe continuar. La estabilidad política tiene correlato en la estabilidad económica.
Si la incertidumbre se impone, el dólar nuevamente se va a disparar, lo que refleja una salida de capitales que es lo que financia el crecimiento económico y los puestos de empleo en el país.
Por José Ignacio Carrión Richardson
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