¿La soledad del Comando?
Desde el 7 de diciembre del año pasado, tenemos una Presidenta que asumió la jefatura del Estado, es la responsable de la ejecución de las políticas públicas, política exterior, asignación de recursos públicos y un largo etcétera, ergo es su función ejecutar las acciones de gobierno del país, de ahí su nombre de Presidente del Poder Ejecutivo, pero quiero acá hacer un alto que creo que es necesario, a fin de hacerle recordar que es también la Jefe Supremo de las Fuerzas Armadas y Policía Nacional, cargo que al parecer no ha internalizado muy bien, a pesar de que este último 1 de marzo recibió el bastón de mando de manos del Jefe del Comando Conjunto de las FF.AA., es que ese cargo no solo viene imbuido de los honores, preminencias y subordinación que corresponde, sino de la responsabilidad que ejercerlo implica.
El Estado peruano y su supervivencia han descansado desde la creación de la república en sus Fuerzas del Orden, las mismas que hoy se encuentran expuestas a maltratos inconcebibles, hemos pasado de un presidente (y lo pongo en minúsculas intencionalmente) que solicitaba le amarraran los zapatos, a un vejamen mayor, exponerlos a los ataques y humillaciones extremas, que se grafican claramente en los últimos sucesos en Ilave, donde hoy contamos a seis soldados muertos. ¿Cómo no nos vamos a indignar con esta barbarie?, cuando desde el más alto escalón del Ejecutivo, con brillante desparpajo y estilo envían tropas a enfrentar a personas que están siendo manipuladas por desadaptados que mediante acciones terroristas azuzan a la población necesitada, quemando a un policía, utilizando como escudos humanos a criaturas y apedreando a soldados que por no enfrentar a sus atacantes murieron ahogados.
La intervención de las Fuerzas Armadas apoyando a la Policía Nacional es el último recurso de defensa que le queda al Estado, no creo que lleguen a entender qué sucedería cuando las Fuerzas del Orden son sobrepasadas, yo le puedo resumir el resultado de una situación así con una sola palabra: “ANARQUÍA”.
No, señora, no puede usted seguir exponiendo a los policías y soldados a estos vejámenes, más aún si los ministros declaran ante las autoridades que no tienen idea de cuáles son las órdenes operativas y el accionar de los efectivos no es su responsabilidad, eso no soporta el más mínimo análisis, tenemos pues hoy ministros zafones según el argot popular, que con brillante estilo le soplan la pluma a los actores operativos. Usted es la Jefe Supremo de las Fuerzas Armadas y Policía Nacional, el no soportarlas y más aún mandarlas al matadero, la pone en una posición muy complicada, quisiera saber si se ha detenido a pensar en sus deudos, en esas madres cuando tengan que recibir a sus hijos en un cajón.
La jefatura no se ejerce por decreto, un jefe lidera con el ejemplo y eso no está sucediendo, dese cuenta de que se está quedando sola, no solo por la zafada de sus ministros, le puedo vaticinar que las Fuerzas del Orden a las cuales ningunea y expone tienen un límite en su tolerancia, usted está acompañada solo por su conciencia en la más profunda soledad de un comando sin liderazgo y soportado por un decreto. Esto no puede prolongarse más, asuma la responsabilidad que implica el cargo, no se quede solo en la ceremonia, los honores y la banda de músicos, haga lo que debe de hacer… Recuerde que existe la figura de autoría mediata… El Perú merece paz, pero con firmeza.
¡¡¡Despierta Perú... despierta!!!
Por Francisco Calisto Giampietri
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