La traición de Pedro
Por mayoría de votos –once a favor y diez en contra- la Subcomisión de Acusaciones Constitucionales del Congreso aprobó ayer el Informe Final de la Denuncia Constitucional contra Pedro Castillo “por haber infringido la Constitución” al incurrir en presunta traición a la patria. Así queda expedito el trámite de la Denuncia Constitucional 219, que propone inhabilitar 10 años a Castillo para ejercer la función pública. Según el portal del Congreso, el trámite consiste en acusar al aún presidente de la República “por presunta infracción a los arts. 32, 54, 110 y 118 de la Carta, por lo que se recomienda inhabilitarlo para el ejercicio de la función pública por diez años”. Concretamente, se le imputa “haber cometido un atentado a la integridad nacional, tipificado en el artículo 325 del Código Penal, que condena al que practica un acto dirigido a someter a la República, en todo o en parte, a la dominación extranjera o a hacer independiente una parte de la misma”, al haber realizado “declaraciones que pondrían riesgo la soberanía e integridad territorial de la nación. Ello en alusión a la entrevista concedida al periodista Fernando Del Rincón de la cadena CNN en español.” ¡No es moco de pavo! Hablamos de una acusación de extrema gravedad para un jefe de Estado. Verdad que el oficialismo intenta minimizar por todos los medios. Pero la verdad es una. No caben subterfugios, como enrostrarle al pueblo la trillada figura del Castillo pobre.
En este caso, cuestionamos la figura del Castillo pobre tras el cúmulo de evidencias que lo involucran en multimillonarias operaciones de corrupción, estafando al país como el presunto líder de un clan criminal. También es inaceptable la excusa palaciega alegando que Castillo es inimputable por su “inexperiencia”, cuando durante años ha sido el secretario general del sindicato magisterial proterrorista que promovió una violenta huelga que paralizó por meses la Educación. Como tampoco vale el argumento de los bolcheviques alegando que Castillo “cayó en una trampa del periodista del Rincón”. ¡Jamás hubo celada alguna, amable lector! Rincón le preguntó a Castillo si era cierto que él había manifestado, textualmente, aquello que el periodista escuchó en un video grabado en Bolivia durante un aquelarre de profesores extremistas, al que acudió invitado Pedro Castillo. Y este, muy plácido, le respondió: “Sí, porque la entrega de territoro peruano a Bolivia para darle una salida propia al mar que le permita concretar, además, la ansiada república plurinacional (involucrando consecuentemente al Perú) es justamente lo que quieren nuestros hermanos bolivianos”. Del Rincón repreguntó, “¿Pero sabe usted que por ese motivo pueden acusarlo de traidor a la patria?” Y nuevamente, muy suelto de huesos, Castillo le replicaba “¡No pueden, porque esto lo consultaré al pueblo peruano!”, cayendo entonces en una adicional infracción constitucional. ¡Porque ello está expresamente vetado por la Carta! Todo esto lo manifestaba Castillo, conscientemente orgulloso de haber traicionado al Perú para congraciarse “con mis hermanos bolivianos”, sabedor de que necesitaba el apoyo del comunismo boliviano –concretamente el de su “hermano Evo”- para consagrarse como “líder político plurinacional”.
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