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Las ONG: emblemático negociado

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Fecha Publicación: 08/06/2023 - 23:00
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Desde todo de punto de vista, resulta un insulto que, a través de un entramado de entes ajenos a todo control -fiscal o de cualquier otra naturaleza-, como son las oenegés, naciones como el Perú sigan sometidas al poder del gran dinero trasnacional obligadas a legislar según los puntos de vista del gran capital que domina este planeta. Este es el rol que cumple el andamiaje de ONG, de todo pelaje, que acatan órdenes de las élites financieras y económicas mundiales -y generalmente pertenecen a los magnates enquistados en aquel todopoderoso y esotérico Foro de Bilderberg- dominadas obviamente por los más influyentes potentados del planeta.

A final de cuentas, la democracia peruana se suicida, aceptando pletórica de regocijo “donaciones” envenenadas, consistentes en recibir dinero para que los poderes del Estado sirvan de mesa de parte a los tagarotes del mundo. Eso ocurre en los países tercermundistas a través de las oenegés -dizque nacionales- fabricadas por mercachifles trajeados de “gente influyente” de su nación. En rigor los dueños de las oenegés hacen las veces de vulgares tramitadores de los ucases enviados por sus patrones, a cambio de una remuneración.

Parte de ella queda en su poder, en calidad de asalariados; y el saldo, acabará en manos de la burocracia corrupta que lo recibirá para tramitar dichos ucases entre los vericuetos del Estado. Finalmente, el ripio del “donativo” entrará al presupuesto de la entidad estatal encargada de “aprobar la iniciativa”, y/o gestionando ante el Ejecutivo o Legislativo la expedición de la ley o el decreto respectivo, para convertir el capricho del magnate en norma de obligatorio cumplimiento para los 33 millones de peruanos.

Este vicio sigue funcionando desde finales del siglo pasado. Alejandro Toledo fue uno de los primeros beneficiados por aquella corruptela de las oenegés que, en teoría, donan dinero a cambio de comprar voluntades. Aunque si alguno de los remunerados incumpliese su compromiso, tarde o temprano acabará en la ruina, en la cárcel o en ambos infiernos. Toledo recibió un millón de dólares de Soros para organizar su “Marcha de los Cuatro Suyos”, como punto de partida para su campaña presidencial enfrentándose al entonces poderosísimo Fujimori. ¡Aunque se mantuvo protegido por unos US$ 700,000 que, sospechosamente, acabaron en cuentas de un familiar suyo en un banco norteamericano! Hoy, sin embargo, está en un penal. ¡Desde julio 28, 2001 acá florecieron las oenegés! ¡Y aún reinan impunemente! Probablemente este fue uno de los “encargos” de Soros a Toledo.

El hecho es que, desde entonces, el Perú se convirtió en mesa de partes de todas las iniciativas extranjerizantes -y descontextualizadas de la realidad nacional- que siguen gestionando las oenegés trasnacionales a través de sus dueños locales. Ejemplo, Diego García Sayán, cuya oenegé, Comisión Andina de Justicia, recibió mucho dinero foráneo “para reestructurar el sistema de justicia”, con el insultante resultado que vemos veinte años después. Mucho menesteroso sigue enriqueciéndose en el Perú bajo el método corrompedor de las oenegés, acatando consignas extranjeras que, simultáneamente, le permiten a la izquierda seguir usufructuando del poder sin ganar una elección.

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