Latinoamérica, la meta del comunismo
No hay tregua. El comunismo latinoamericano sigue avanzando, en su extensa carrera por convertir al subcontinente en paraíso internacional del marxismo. Empezó como una táctica soviética, en los años cincuenta, para apropiarse de Cuba, sentando fértiles vínculos tras hacer suya la revolución cubana, iniciada por Fidel Castro y sus barbudos “guerrilleros”.
Desde entonces, los poderosos servicios de inteligencia soviéticos ensamblaron una estrategia de largo alcance, para transformar a esta parte del mundo en territorio fértil para expandir la revolución comunista, captando la atención de una juventud regional embelesada por la audacia de esos barbudos jóvenes rebeldes cubanos, victimizados por el opresor capitalismo yanqui.
El surgimiento en Cuba de la corriente antiyanqui fue progresivamente extendiéndose hacia toda Latinoamérica, sembrando sangre y muerte como protesta para vengar a los pueblos latinoamericanos sometidos al imperialismo norteamericano.
Surgieron grupos extremistas como el Apra Rebelde (liderado por Luis de la Puente Uceda) auto titulados “guerrilleros”; aunque en rigor era gente preñada de resentimiento contra “el injusto orden establecido”, incitada por el espíritu rebelde cubano/soviético que empezaba a extenderse por occidente desde finales de la Segunda Guerra Mundial.
Aquello serían los pininos del terrorismo, que por los años sesenta se desató en el mundo con el surgimiento de extremistas palestinos, tras la Guerra de los Seis Días de Israel contra Palestina. Su expresión más recordada fue el secuestro de aviones de vuelos comerciales. Años más tarde, emerge sendero luminoso en el Perú.
El terrorismo en Latinoamérica sigue adoptando un cariz inclusive más destructor, tras su diabólica alianza con otro cáncer social: el narcotráfico. Aunque detrás de ambos aparece estratégicamente el comunismo, en su batalla sin fin contra el capitalismo. Acá el comunismo es el guardaespaldas de la diáspora marxista que dejó Pedro Castillo, y orquestador de mortíferas sublevaciones.
Todas violentas. Como las que organizó entre diciembre de 2022 y marzo 2023. El centro de poder del comunismo regional es el Foro de Sao Paulo FSP que, entre el 29 de junio y el 2 de julio último, organizó en Brasilia su XXVI encuentro, donde participó Lula da Silva, su fundador en el año 1990 en sociedad con Fidel Castro.
En dicho encuentro se adoptaron, entre otras resoluciones, apoyar el golpe de Estado de Pedro Castillo, omitiendo expresamente que pretendió disolver inconstitucionalmente el Congreso. Y por supuesto insistir en la desestabilización del gobierno del Dina Boluarte, desatando protestas vandálicas como esa fracasada “Tercera Toma de Lima” que vivimos en vísperas de Fiestas Patrias, para posteriormente culpar de genocida al gobierno peruano ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos, cuyos letrados simpatizan con el voluntarismo rojo del Foro de Sao Paulo.
China y Rusia no solo no le hacen ascos al Foro de Sao Paulo, sino que empatizan con sus objetivos. Mientras tanto, Estados Unidos mira a Latinoamérica de reojo; en medio de su pasmosa pérdida de poderío a nivel mundial, y temerario desinterés por el resto del Continente.
Mira más contenidos siguiéndonos en Facebook, Twitter, Instagram, TikTok y únete a nuestro grupo de Telegram para recibir las noticias del momento.
