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Lección de dignidad

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Fecha Publicación: 13/11/2020 - 19:50
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En el marco de los Juegos Olímpicos de Alemania, el 8 de agosto de 1936, ocurrió uno de los hechos históricos más importantes para el deporte peruano. Lamentablemente, este no es recordado como tal y quieren hacernos creer que se trata de una creación literaria, de una construcción fantasiosa, de un mito, por eso, tratan de desvirtuarlo y ubicarlo como algo que corresponde a la creencia popular.

Para esta competencia deportiva internacional, la más importante del mundo, inspirada en el juego limpio, viajó una respetable delegación de atletas. Nuestra participación fue destacada en las diferentes disciplinas deportivas en que competíamos. Pero fue el fútbol el que puso la cereza en la torta. En el primer partido ganamos con un aplastante 7-3 a Finlandia, con 5 goles de Lolo Fernández, y en el segundo partido contra Austria, con Hitler en el palco de honor, después de ir perdiendo 2-0, empatamos en tiempo reglamentario para ganarlo en tiempo extra 4-2, a pesar de que nos anularon 3 goles. Ese resultado fue inaceptable para quienes organizaron el certamen. La intromisión política de los organizadores fue evidente. Por eso recurrieron al VAR de esos tiempos, a la tramposa mesa donde se negocia y se arregla todo. Para Hitler era imposible dejar fuera de competencia al país de su nacimiento, por eso recurrió a las marionetas de su servil Comité Olímpico para que declararan nulo el encuentro y ordenaran que se jugara de nuevo. No contaron con el retiro de la delegación peruana y con la solidaridad consecuente de Colombia que también se retiró.

Lamentablemente, las competencias deportivas están manchadas de deshonestidad y el fútbol es donde se cometen tropelías con el mayor descaro pero es también el que nos deja grandes lecciones. Eduardo Galeano se refirió a este episodio señalando que se trata de “Una historia muy linda que tiene que ver con la dignidad”. No es tarde para sentirnos honrados por la tremenda gesta de nuestros deportistas que hicieron que “Nosotros seamos el país que ha humillado a Hitler”. En esos Juegos Olímpicos logramos la gloria, ganamos la medalla de oro a la dignidad por lo cual debemos sentirnos orgullosos siempre.

La vida también es un deporte donde debiéramos practicar siempre el juego limpio y este debiera ser una competencia por el honor, donde todas las reglas pusieran énfasis en la dignidad. Porque la mente sana en cuerpo sano es una filosofía de vida válida no solo para deportistas, sino para todos. En estos momentos difíciles para la patria, ojalá demos otra lección de dignidad.