ÚLTIMA HORA
PUBLICIDAD

Los mosqueteros de Castillo

Imagen
Fecha Publicación: 15/11/2022 - 00:00
Escucha esta nota

El régimen que preside Pedro Castillo Terrones está corroído por la corrupción. La podredumbre es el denominador común entre sus integrantes. Por cierto, no hay persona honrada formando parte del actual gobierno. Evidentemente nadie –salvo alguien con genes corruptos- se atrevería a formar parte de un régimen al cual la Fiscalía de la Nación lo califica como “presunta organización criminal”, liderada por un delincuente en potencia con siete carpetas fiscales ya abiertas, y sendas acusaciones en curso ante el Congreso de la República. Únicamente los corrompidos se prestan a ser investidos de lo que fuere por este presidente, adicto a la inmundicia. No todos los peruanos son de la calaña de aquellos que integran el gobierno de Castillo. Y el país es consciente de que, tarde o temprano, quienes trabajan para Castillo pasarán largos años encerrados en una cárcel. Es más, condición sine qua non para integrar el régimen Castillo es NO trabajar para el Estado. Es malversar el tiempo -que usted le paga a la neo burocracia, amable lector- para dedicarlo las 24 horas del día a servir al jerarca Pedro I, en calidad de viles alcahuetes. Lo comprueban 70 sujetos que han desempeñado cargos de ministro en apenas año y medio de infame gestión gubernamental. No por haber sido censurados por el Congreso –ejerciendo el rol constitucional que le corresponde-, sino porque, posiblemente, alguno intentó trabajar para el país, en vez de hacer las veces de intérprete o de correveidile de Castillo. ¡E ipso facto fue desaforado! Alejandro Salas, Félix Chero y Roberto Sánchez son los tres mosqueteros del presidente. Encarnan el tipo de persona que necesita Castillo para desenvolverse cómodamente en la ciénaga en que ha convertido palacio de gobierno. Gente decidida a arrastrarse ante el mandón Castillo, con tal de seguir mamando de sus impuestos, amable lector, ganando cada mes lo que, en el mejor de los casos, antes habrían recibido en todo un año. Veamos el caso de esa trilogía de incondicionales castillistas. Los ministerios a su cargo no sirven en absoluto al pueblo peruano. Funcionan por inercia, cuestan miles de millones de soles anuales y valen para darle trabajo a gente intrascendente para el país. En el caso de Chero, como no podía ser de otra forma, acaba de saltar un escándalo. En efecto, mientras Bruno Pacheco estuvo prófugo de la Justicia, Chero habría usado dinero del Estado para darle S/ 8,000 mensuales por orden del presidente. ¿Chero fingiendo de ministro de Justicia, compraba el silencio de criminales para que no delaten al presidente, el jefe de su banda? ¡Los integrantes del partido al que pertenece Chero –los moraditos- exigen su renuncia hoy mismo! Le imputan aconchabarse con dirigentes “que mantiene domesticados”. ¡Posiblemente, con dinero estatal! Como no podría ser de otra manera, Chero está incluido en una carpeta fiscal que tiene abierta su jefe, por “obstrucción a la Justicia”. ¡Siendo paralelamente su ministro de Justicia! “Ni Pacheco ni Camacho me han pedido acción ilícita alguna”, manifiesta Chero. Quizá, a su criterio, receptar dinero del Estado no sea “acción ilícita”.

Mira más contenidos siguiéndonos en FacebookTwitter Instagram, y únete a nuestro grupo de Telegram para recibir las noticias del momento.