¡Los niños al banquillo!
La inclusión de los infames “niños” –no solamente de Acción Popular; también de Podemos, Alianza para el Progreso y sabe Dios qué otras sorpresas han de aparecer- como parte de la organización criminal presumiblemente dirigida por el aún mandatario Pedro Castillo Terrores es, posiblemente, el comienzo del fin de la era cleptómana conformada por una mafia bolchevique andina dedicada a arruinar a Juan Pueblo en su demencial cruzada por comunizar nuestra nación.
La Fiscal de la Nación, Patricia Benavides, finalmente ha incluido a siete tipejos que fungen de “congresistas de la República”, incondicionalmente dedicados a apoyar al mandatario Castillo a cambio de “beneficiarse con obras”, y colocar a funcionarios -afines tanto a ellos como al todavía presidente- en puestos claves de la administración pública, donde se cocina la repartija de licitaciones y obras multimillonarios que pagan todos los peruanos sin control alguno. Salvo el de la citada red criminal, que se encarga de distribuir el producto de esos asaltos a la sociedad tal como lo indique la cúpula del gobierno que aún preside Castillo. “El presidente Castillo”, según ha revelado un colaborador a la Fiscalía, “había ordenado a toda la administración pública” que dichos legisladores (los “niños”) accedan a todo espacio en las entidades estatales, y a toda la documentación que considerasen necesaria, “a cambio de que apoyaran su gobierno”. ¡Están allí los votos, amable lector, como viles testigos del grado de corrupción al que han caído estos dizque legisladores, prostituidos por la camorra criminal que dirige el aún mandatario Castillo! Es evidente que todos esos votos –desde los relacionados a la vacancia presidencial, pasando por aquellos perdonavidas de censuras ministeriales, etc.- reflejan la compra de voluntad de los legisladores que los emitieron, siguiendo la consigna impartida desde palacio de gobierno.
Esta degradación del oficio de la política ya la vivió el Perú en los tiempos de Montesinos. ¡Allí sí la izquierda gritaba, exasperada, denunciando por corrupto al gobierno de Fujimori! Hoy, en cambio, esa misma izquierda calla en todos los idiomas porque, sencillamente, esta vez es ella la beneficiaria de la corrupción. El comunismo –en todas sus vertientes socialistas criollas- ha copado en esta oportunidad el poder, a través de otra organización criminal que, esperamos vivamente, también sea investigada a la brevedad por la Fiscalía de la Nación. Nos referimos a la mafia electoral, que preside otro comunista, quien se negó escandalosamente siquiera a contrastar el Padrón Electoral con las firmas, a la vista falsificadas, de miembros de muchísimas mesas que le dieron el triunfo a Pedro Castillo.
El Ministerio Público –concretamente, la Fiscal de la Nación- es, hasta ahora, la única autoridad nacional de un país constitucionalmente democrático, fuera de respetuoso del Estado de Derecho, que ha dado muestras de que la decencia no la ha perdido todo el Perú. Si el poder Judicial acompañase a la Fiscal de la Nación en esta cruzada, el Perú se habrá salvado de convertirse en la Cuba andina. ¡Resulta esencial la colaboración del poder Judicial para devolverle a los peruanos la indispensable confianza y moralidad!
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