Los orígenes de la NEO-Tecnocracia
Primer Simulacro Nacional de Votación (Urbano-Rural) realizado por Ipsos Perú. Un total de 1215 peruanos simulan su voto entre el 15 y 17 de enero. Se confirman hipótesis de quienes sostenemos la configuración de una nueva escena contemporánea del poder político. Un nuevo actor aparece en escena: la NEO-Tecnocracia.
El escenario se mantiene. Voto Blanco y Viciado superan apenas el 43%. Esta cifra valida el proceso electoral. Fracasan quienes pretendían invalidarlo. Narrativas radicales pierden la contienda de lejos. Discursos de “centro”, sin propuestas concretas, pero con narrativas conciliadoras, son los preferidos por el público.
Acción Popular (14.8%), Fuerza Popular (11%), Partido Morado (10,9%), Alianza para el Progreso (9.9%) y Somos Perú (7.6%) tendrían presencia garantizada en el nuevo Parlamento. La preferencia por las marcas políticas conocidas y los rostros nuevos marcan hoy el rumbo de la contienda. Pero combinar experiencia (sin corrupción comprobada) con renovación sería la dupla ideal este domingo electoral.
A pocos metros de la meta, Partido Aprista Peruano (4.9%), Frente Amplio (4.7%), Frepap (4.5%), Podemos Perú (4.2%) y Juntos por el Perú (4%) rezan, literalmente, para pasar la valla y tener presencia, así sea mínima. El resto estaría condenado a no ser representado.
Volvamos a la NEO-Tecnocracia. La mayoría de las candidaturas carece de formación política, pero no de experiencia en gestión pública. No es la tecnocracia limeña del gabinete de lujo que fue derrotado y expulsado del Gobierno Central con la salida de PPK. NO. Hablamos de una tecnocracia intermedia y regional, una que cumplió funciones de dirección en línea los últimos 15 años. No direcciones generales. Hablamos de funcionarios de rango bajo que trabajó en instituciones públicas.
Hablamos también de jóvenes tecnócratas que, tras ganar breve experiencia en el Estado, sobre todo en Lima, pero sin haberle ganado a nadie, asumen hoy el reto de convertirse en congresistas y en políticos, con el objetivo de refundar la República sobre nuevas bases; al menos eso expresan sus promesas electorales.
Lo cierto es que esta NEO-Tecnocracia no tiene reflejos políticos. Es muy confiada y está expuesta, sin capacidad de hacer un mínimo control de daños, a la aguda y agresiva crítica de los medios de prensa y de sus enemigos políticos. Cometen errores de principiante y dejan registrada su torpeza en videos y documentos de gestión. ¿Cuántos años pasarán, para que la NEO-Tecnocracia se consolide y asuma con solvencia las riendas de un poder que las viejas élites limeñas se resisten a dejar en otras manos?