Los últimos días de Pompeya
La mafia no suele deshacerse de sus miembros. ¡Salvo mandándoles a la otra vida! Por eso todavía siguen vivitos y coleando los gangsters que conforman a organización criminal que lidera Pedro Castillo, como meses atrás lo denunció la Fiscalía de la Nación. Aunque hoy algunos de sus integrantes estén fugados, otros cantando delante del Ministerio Público; y los demás, robando como de costumbre. ¡Una mafia que se ha apropiado del poder para manejar el Estado como potrero de Chota! El último cambalache, visado por el Capo Pedro, ha sido mutar al pistolero Aníbal Torres de “premier” a “asesor de premier”. Todo lo demás queda tal cual. ¡Por ahora! Hasta que la nueva premier, denunciada por nepotismo, dispare estos días la bala de oro que le ha entregado el Capo Pedro para que clausure el Congreso; produzca el golpe; y el Capo pruebe si actúan sus guardaespaldas de las Fuerzas Armadas como se lo ha prometido su ministro de Defensa. Esto querrá decir que Ejecutivo y Legislativo podrían estar viviendo los últimos días de Pompeya. ¡Y que, antes de Navidad, el país sabrá quién manda en el gobierno que habría de instalarse próximamente! ¡La opción será: Democracia o dictadura! ¿Por cuál apostaría usted, amable lector? ¡Las jugadas corren!
A todo esto, el Ejecutivo movió ficha el domingo por la noche -en pleno inicio de los programas políticos- revelando que en la transcripción correspondiente a la primera sesión del gabinete Chávez Chino, aparece registrado como “hecho consumado” la denegatoria fáctica de confianza al gabinete Torres, al oponerse el Congreso a debatir el pedido del gobierno para que el Legislativo derogue la norma que, precisamente, aprobara para reglamentar la cuestión de confianza, validada de acuerdo a ley y ratificada –como constitucionalmente correcta- por sentencia emitida por el propio Constitucional.
Pero no hay peor sordo que el que no quiere oír. Y el régimen Castillo está más sordo que una tapia. Consecuentemente, el duelo a pistoletazo con bala de oro está previsto para llevarse a cabo en cualquier momento. ¡Más propiamente, en el instante que mejor le convenga al Ejecutivo! Pero, ¿qué dice o qué hace el Legislativo frente a semejante amenaza de cierre de sus actividades; y por lo consiguiente, a la instalación de un gobernante dictatorial, cuya primera medida será convocar a una asamblea constituyente que manejará sin la más mínima vergüenza? ¡Enigma! Pero, amable lector, el pueblo no está al lado de Castillo. Porque es consciente de que, en año y medio, no ha movido un dedo para solucionar los millardos de problemas que tiene el país. ¿La razón? No sólo por ineptitud, sino por su voraz cleptomanía traducida en una corrupción sistémica de todas las autoridades nombradas por la organización criminal que él lidera, presuntamente. Esperamos entonces, vehementemente, que nuestro Congreso actúe en esta oportunidad con gran coraje, dignidad, e inteligencia. Dependerá de los padres de la Patria que el Perú permanezca en la senda democrática. Contrario sensu, derivaremos hacia las miasmas totalitarias que comprobamos en Venezuela, Nicaragua, Bolivia y Cuba.
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