Martín Vizcarra, camino al festín de Barbadillo
¡Y va llegando gente al baile! El penal de Barbadillo, que tenía como exclusivo inquilino a Alberto Fujimori, ahora alberga, además, al ex presidente corrupto y golpista Pedro Castillo. Asimismo al corrompido ancashino Alejandro Toledo, igualmente ex mandatario. Sin embargo, ayer la nación conoció que, por fin, la Fiscalía de la Nación decidió denunciar, constitucionalmente, a otro ex inquilino de palacio. Se trata de Martín Vizcarra, imputado por cometer delito contra la administración pública, bajo la modalidad de concusión a través del llamado Vacunagate.
Episodio mafioso que involucra a 487 personas ligadas a Vizcarra que recibieron irregularmente la vacuna china Sinopharm. Incluyendo al propio ex presidente, que obtuvo tres o cuatro dosis de la vacuna de marras en medio de un punible secretismo. Esto ocurría en momentos en que decenas de miles de peruanos fallecían al no encontrar auxilio oportuno en hospitales e institutos estatales, debido a la falta de pruebas moleculares, de plantas generadoras de oxígeno, camas UCI, tanto en postas y nosocomios estatales.
De acuerdo a la estadística mundial, el país con peor desempeño en el manejo del COVID-19 fue Perú. Artífices de semejante epopeya fueron Martín Vizcarra y Pilar Mazzetti, ambos hoy denunciados constitucionalmente.
A través de esta columna, en innumerables ocasiones hemos denunciado a Vizcarra por su miserable conducta, acompañada de una soberbia terrible que le colocaría en el umbral más repugnante.
A fin de cuentas, él es responsable de la muerte de más de 200,000 peruanos fallecidos por su arrogancia, unida a una colosal sinvergüencería, retroalimentada por una prensa venal y rastrera –RPP, La República, El Comercio, canales N, 2, 4, 9– que se puso a sus órdenes para medrar del Estado, a cambio de condonarle todas las barbaridades que perpetraba. Vizcarra llegó al colmo de dar un golpe de Estado, el mismo que fue pasado por alto por el periodismo corrompido que tanto daño le ha hecho y sigue causándole a la nación.
Entre otras secuelas, tenemos al cuestionado triunfo electoral de Castillo, y esas letales reformas políticas que metió Vizcarra con fórceps, vía un sospechoso referéndum. Con el subsecuente descalabro de los partidos políticos, y los rezagos del caos que viene produciéndole a la inmensa mayoría de peruanos y al mismísimo Estado, cuyos efectos continúan generándole inestabilidad sociopolítica/económica al país. Martín Vizcarra tiene, además, una inconmensurable deuda económica y moral con el país. Primero, como gobernador moqueguano.
Allí cometió delitos que, tras reemplazar a PPK en la presidencia del país, el Parlamento recién tomó conocimiento del calado de aquello. Entonces decidió imputarlo en el marco del caso Club de la Construcción, acordando su vacancia de la jefatura del Estado.
Previamente, había sido denunciado por quien fuera su ministro de Agricultura, José Hernández, a quien siendo gobernador moqueguano usó de correveidile para trapichear corruptelas con Odebrecht. Su primer escándalo de corrupción, como mandatario, acaba de ser denunciarlo formalmente por la Fiscalía.
Pronto saldrán al fresco otras grandes raterías en que habría participado, tras asumir la presidencia al renunciar Kuczynski. ¡Será el cuarto invitado a Barbadillo! Y siguen firmas...
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