Miopía y tibieza, mezcla peligrosa
Han transcurrido ya más de dos meses desde el inicio de la violencia desatada por los delincuentes subversivos y el separatismo. Puno sigue secuestrado por turbas de criminales y terroristas mientras la gran mayoría de puneños, que son gente trabajadora y de bien, se sienten desamparados y abandonados a su suerte por un gobierno tibio y timorato que ha renunciado a su obligación de defender a la sociedad y a los ciudadanos inocentes (lo cual constituye una infracción constitucional), por temor, por cobardía para asumir sus responsabilidades y enfrentar a los enemigos de la nación que son la subversión y sus secuaces enquistados en las ONG, CIDH, Gobiernos capturados por el narco comunismo e incluso en el Congreso y el propio gobierno.
Exponer a las FFAA a una situación de indefección al impedirles actuar de acuerdo a sus protocolos y mandarlos desarmados es un crimen por el cual sus autores deben responder ya sean militares o miembros del Ejecutivo, y los subversivos que escudados en el anonimato que les brinda la turba han asesinado cobardemente a seis miembros del ejército en Ilave, comunidad conocida por su conducta salvaje que fue capaz de linchar a su propio alcalde, deben recibir una sanción ejemplar y rápida.
Llama poderosamente la atención que el comando de las Fuerzas Armadas haya aceptado actuar en estas condiciones de inferioridad y fuera de sus propios protocolos y reglamentos poniendo en peligro la vida de los soldados y mellando gravemente la imagen y el prestigio de la institución.
El Gobierno parece no entender que la situación en Puno exige restituir el orden y la autoridad del estado de inmediato y de forma contundente usando toda la fuerza necesaria, que la constitución les confiere, para neutralizar, detener y en el extremo incluso eliminar a los subversivos y traidores separatistas, que han convertido a Puno en tierra de nadie, de lo contrario corremos el riesgo de estar en poco tiempo frente una situación de guerra interna cuyo costo social será muchísimo mayor.
La decisión de restablecer el principio de autoridad, capturar y sancionar a los delincuentes terroristas causantes de los desmanes seria una medida apoyada masivamente por todo el país y obviamente por todos los puneños, incluso por los que hoy bajo amenaza y coacción de los subversivos participan de los actos vandálicos en calidad de mesnadas y carne de cañón.
Muchos peruanos han apoyado al Gobierno, no porque hayan votado por ellos ni por afinidad ideológica, sino por que era producto de la sucesión establecida en la Constitución, sin embargo, la sospechosa falta de voluntad para enfrentar el ataque de la subversión que exhibe el Gobierno más un cándido discurso de la presidenta, ha transformado el apoyo en desencanto y convencimiento de que el Gobierno es parte del problema y no de la solución y por tanto, sería mejor que renuncien, no porque lo pida la extrema izquierda y las turbas violentistas, sino por incumplir con la Constitución, por ser cobardes frente a la subversión y por su incapacidad para gobernar cuando la integridad del país está en peligro.
Por Mile Cacic
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