¡Necesitamos un candidato libertario!
Sin derecho a excepciones –no obstante que no todos participaron en los procesos electorales llevados a cabo en lo que va del siglo XXI– los dizque políticos que durante ese tiempo han presidido el país encarnan a la más rancia aristocracia de la incapacidad, de la mentira y la corrupción. Durante las dos primeras décadas del siglo XXI, a excepción de Alan García, ocurrió con los demás mandatarios que han ocupado el sillón presidencial: Toledo, Humala, Kuczynski, Vizcarra, Castillo y hoy Boluarte. Con el añadido que todos ellos son caviares, seudo rojos, izquierdistas, comunistas simpatizantes de sendero luminoso, o como prefiera usted llamarlos, amable lector. En dieciocho años de desgobernar este país, todos esos parásitos de la política lograron que quiebre una economía, como la peruana, reconocida en el mundo entero por ser vibrante y exitosa. Tanto es así que permitió que esos politicastros y sus cómplices de la megacorrupción –en la que todos estuvieron envueltos, en alianza con la madre de las coimas: la ultracorrompedora Odebrecht y sus paisanas constructoras brasileñas– le robaron US$ 25,000 millones al Perú en apenas dieciocho años de rapiña oficialista. Como corolario, aquel ágrafo, golpista y corrupto Pedro Castillo se presentó a unas elecciones manipuladas por un jurado electoral presidido por un comunista, bajo la plataforma electoral de ser el salvador del Perú de aquellas dos décadas de mangancia, siendo él tanto o muchísimo más corrupto –aunque claramente menos preparado y mucho menos inteligente que los citados gobernantes– condición sine qua non para el comunismo, que lo digitó como el candidato idóneo para este país de ilusos, de tontos y de acomplejados sociales.
Este es el estrambótico precio que han pagado los peruanos por haber votado mal desde el año 2000, inducidos por una prensa infame –República, RPP, Comercio, canales 2, 4, 5, 8 y 9– responsable de haber manipulado a las masas en connivencia con la camorra caviar, esa infame plataforma de seudo políticos propietarios de la verdad y rectores de lo moral. Pero no para inducir a votar por cierto candidato, sino para forzar el antivoto aprista y fujimorista, comprendiendo que el resultado acabaría siendo favorable a las izquierdas más podridas de nuestra historia.
¡Evidentemente hoy ya no existe vuelta atrás! El grado de envenenamiento que han sembrado estos medios de comunicación vendepatria y conspiradores –ocasionales amigos a la ultraizquierda, hermanada al terrorismo ultragenocida que asesinó a decenas de miles de inocentes y defensores de la patria– ha quedado impregnado en las nuevas generaciones, con las funestas consecuencias que aquello implica. ¡Por tanto, salvo que ocurra un milagro, en las elecciones de 2026 tendremos más de lo mismo! A menos que se presente un postulante a la presidencia decidido a romper aquel infame establishment políticamente correcto, que sigue operando en todo el ambiente de esta inmunda politiquería caviar que nos manipula. ¡Hablamos de una suerte de Milei peruano! Lamentablemente, a menos que en pocos meses veamos salir al fresco a algún portaaviones político libertario –no de derechas, ni de izquierdas– preparémonos para lo peor tras los comicios 2026.
Mira más contenidos siguiéndonos en Facebook, Twitter, Instagram, TikTok y únete a nuestro grupo de Telegram para recibir las noticias del momento.