¡Ni un minuto más!
La presidenta Dina Boluarte se aproxima a cumplir cuatro meses como jefa de Estado. Probablemente, un plazo que muchos –ella entre ellos– jamás pensaron que alcanzaría, en vista de las circunstancias en que asumiera el poder. Peor aún, considerando las condiciones de crispación que, en esos instantes, desató la izquierda peruana –liderada, hasta el 7 de diciembre 2022, por su facción pro sendero luminoso; que ese día perdió el control de nuestra nación tras fracasar el golpe de Estado que perpetró su líder, el corrupto Pedro Castillo Terrones.
El tiempo corre. ¡No obstante doña Dina sigue atollada en sus laberintos, pletórica de dudas, temores, vacíos e inseguridades! Condiciones contraindicadas para quien dirija alguna nación. En particular, una como el Perú envuelta en severos problemas –de muy diversos orígenes– que estuvo (quizá soterradamente siga estándolo) a punto de explotar. A tal extremo que, para graficar bien el instante, algunos políticos –también ciertos gacetilleros– se atrevieron a pronunciar una frase límite, como "estamos al borde de una guerra civil".
Los primeros 40 días del gobierno de Dina Boluarte –con mayor razón, las dos semanas iniciales- el Perú soportó asonadas verdaderamente incendiarias, incitadas por hordas que, a no dudarlo, cumplían instrucciones de gente bien especializada en soliviantar sanguinarias sublevaciones populares. Posiblemente enviadas por Venezuela o Cuba -con apoyo del foro de Sao Paulo y/o el grupo de Puebla- para iniciar la lucha final.
¡El propósito fue incorporar finalmente al Perú a la órbita comunista del llamado “socialismo bolivariano del tercer milenio”! Gracias a la resistencia ciudadana –y al rol fundamental que cumplieron las Fuerzas Armadas; muy en particular, al papel desempeñado por la Policía Nacional– el Perú quedó librado de aquel infierno.
Aunque las secuelas de aquello han llegado a tal límite que -conjuntamente con muchos valerosos, heroicos militares y policías- la jefe del Estado, Dina Boluarte enfrenta denuncias de alto calibre penal instigadas por la izquierda transnacional que, frustrada ante su fracasada intentona de cubanizar el Perú, se ha lanzado a orquestar una gran campaña mundial de desprestigio, contra el gobierno de la presidente Dina Boluarte.
A tal extremo llega la sevicia de la izquierda que, junto a nuestras fuerzas del orden, califica a la presidente Boluarte de autoridad totalitaria culpable de la muerte de decenas de peruanos. Todo esto –y más- ha debido soportar Dina Boluarte, navegando cuatro meses entre aguas tempestuosas timoneando una nave crujiente llamada Perú. ¡Pero, presidente Boluarte, su obligación es go-ber-nar! Se lo venimos repitiendo hace tiempo.
No es posible, por ejemplo, que desde el infausto 7/12/22 Puno siga en rebeldía a su gobierno, y usted permanezca impávida ante semejante afrenta. El diputado boliviano José Gutiérrez advierte que “la intención de Evo Morales es desestabilizar institucionalmente el Perú”, acoplando aquello que denomina “territorios con similitud cultural”. ¡Presidente Boluarte: declare ahora mismo a Puno en Estado de Sitio, cierre la frontera con Bolivia y tome el control de esta región limítrofe del Perú! Usted no debe permitir un minuto más que el territorio peruano siga quebrantado por orden de extremistas extranjeros.
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