No nos merecemos esto
El Perú no merece a un déspota como gobernante; a un extremista como cabeza de las Fuerzas Armadas y la Policía Nacional; a un iletrado al mando de la nación; a un imputado por corrupción disponiendo a su libre albedrío de la economía nacional. Vivimos en estado de alerta las 24 horas del día. La inestabilidad social, económica y política se multiplican cada minuto. El peruano vive enojado. La pobreza se expande mañana, tarde y noche. Sin embargo, este plagiario de tesis; este haragán profesional; este sindicalista camino a volverse millonario pasa sus días gozando como todo un zar, disponiendo no sólo de amplísimas comodidades sino de prebendas que apenas consiguen quienes viven gratuitamente en un palacio ajeno, junto con sus familiares y, por lo que se conoce, a una panaca de pirañas que asimismo medra del Estado, patrocinada por él en su condición de mandamás de la corrupción. Las compras de finos víveres que registra palacio de gobierno (adquiriendo productos a los cuales tan solo tienen acceso quienes se ganan la vida haciendo país; rompiéndose los lomos trabajando; arriesgando su patrimonio y sacrificando su salud en este hoy ya invivible país) son del orden de millones de soles cada mes. ¡Dinero del ciudadano, que despilfarra Pedro Castillo Terrones en medio de esta fenomenal crisis económica que soportan decenas de millones de peruanos! No es demagogia.
Es la expresión de una justa indignación, ante un sujeto como Castillo que pontifica sobre las diferencias entre ricos y pobres, mientras se aprovecha del pueblo para vivir como magnate tragando y bebiendo lo que se le plazca con el dinero de los peruanos y arremetiendo contra “los que más tienen”, posición de la que, precisamente, él ahora forma parte. Aunque con recursos que, con absoluta impunidad (como presume la Fiscalía), habría robado al país.
A todo ello el Perú sigue retrocediendo. Ciudades como Lima, otrora capital destacada entre las mejores urbes de Latinoamérica, agoniza víctima del abandono absoluto en que se encuentran las arcas del municipio capitalino, por culpa de ministerios como de Vivienda y Transportes que les han recortado presupuestos, aduciendo la crisis económica/financiera que soporta el Fisco. ¿El culpable? Este régimen de salvajes, ladrones y aprovechadores que han invadido el Estado. Hablamos de la organización criminal que preside Castillo, como supuestamente la denomina el Ministerio Público. Ejemplo reciente es esta puesta en marcha de una de muchísimas tonterías impuestas por este gobierno. Cómo reducir el límite de velocidad en calles y avenidas a 20 y 50 km/hora, respectivamente, sin que los concejos distritales modifiquen los letreros que establecen 40 y 60 km/hora. Aducen falta de presupuesto, creando desconcierto y perjudicando con injustas multas a los despistados conductores. Este ejemplo de injusticias contra el ciudadano -que paga impuestos, directos y/o indirectos- es resultado del absoluto desgobierno que cunde en todos los estratos de la vida diaria en este país. ¿La culpa? Del régimen Castillo exclusivamente abocado a defenderse de las graves denuncias por robo, abuso, corrupción, etc., delitos por los que sigue perseguido por la Fiscalía.
Mira más contenidos siguiéndonos en Facebook, Twitter e Instagram, y únete a nuestro grupo de Telegram para recibir las noticias del momento.