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¡No volvamos a crucificarlo!

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Fecha Publicación: 29/03/2024 - 21:30
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En estos días, recordamos el sacrificio de un Dios hecho hombre como símbolo de la paz, que fue juzgado y crucificado por integrantes de una sociedad por la que dio el sacrificio de su propia vida, muriendo por la redención del ser humano, y sufriendo una muerte atroz, plena de horrorosos tormentos físicos.

Sin embargo, los instrumentos de su tortuosa muerte, hoy son símbolos conmemorativos de su inmolación: una cruz, en la que fue clavado sin piedad alguna, usándose según la historia gruesos clavos de hierro de 15 a 20 centímetros de largo, que perforaron las muñecas de sus manos y traspasaron sus pies, lugares desde donde pendieron todo el peso de su cuerpo.

La ignominiosa corona de espinas, los azotes y los escupitajos que le propinaban como escarnio por supuestamente proclamarse rey de los judíos, sin reconocer que era el rey de reyes, que entregaba su vida para resarcirnos del pecado…

Conociendo la historia de dos mil años atrás, pareciera que se está repitiendo en nuestro país, sin embargo, ahora cambiaron los esbirros de antaño, fueron reemplazados por algunos malos integrantes de los poderes públicos y algunos otros malos estamentos de nuestra sociedad.

Jesús de Nazareth murió en la cruz por dejarnos su inmenso legado de verdad, integridad, honestidad, nobleza, bondad y solidaridad con nuestros semejantes. Ahora los nuevos esbirros utilizan instrumentos no menos dolorosos para la población peruana en su conjunto.

Los vemos y los sufrimos diariamente desde que salimos presurosos al trabajo y, encontramos a la madre de familia que mendiga alimento para sus hijos, uno en brazos y otro en su vientre, es decir no tiene ingresos sufrientes para mantener la sobrevivencia de su familia. Avanzamos un poco y leemos en los diarios que a más 50 millones de dólares asciende la defraudación al Estado de un ex presidente de la república.

Transcurren breves minutos, cuando casi frente a nosotros arrebatan a tiros su celular a una joven colegiala de apenas 14 años, y viene a la memoria la entrevista televisiva del ministro declarando en el Congreso de la República, “que la delincuencia está en franja disminución en la capital…”.

La estridencia de sirenas de un carro de bomberos, nos hace parar en seco, dando paso al vehículo de emergencia y, todos los carros de atrás al unisonó hacen sonar sus bocinas para que les diéramos paso…
- Es el carro cisterna de bomberos los encaro… van a sofocar un incendio.

- Tío a ti te regalarán la plata, yo tengo que trabajar, quítate de allí o no respondo, fue la respuesta del taxista…
Prendemos la radio y dan la noticia del día: el escándalo de los relojes de la presidenta. Pasamos a otra emisora y escuchamos el editorial: charla legal de la Comisión Lava Jato y la responsabilidad penal de tres expresidentes de la república.

Solo estos aspectos para recordar algunas reflexiones: ¿tenemos la solidaridad que nos enseñó Jesús con el hermano desvalido? ¿somos íntegros y cumplimos el mandamiento cristiano de no robar?, ¿conservamos la entereza de no mentir? en nuestros actos públicos y privados.

Si no cumplimos con estos conceptos elementales que nos enseñó Cristo Jesús en su paso por la tierra, difícilmente nos diferenciaremos de aquellos que hace 2024 años lo hicieron morir con total crueldad en una cruz, que ahora representa toda una doctrina para el mundo creyente, amén.

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