¿Nos hemos convertido en una sociedad indigna?
¿Qué nos pasa a los peruanos? ¿Hemos perdido capacidad de indignación? Esta sociedad debería rechazar y protestar por cualquier mala decisión de una autoridad; cuando falla el gobierno; o con mayor razón, cuando delinque un funcionario estatal. ¿Qué ocurre entonces? ¿Por qué la prensa canalla aplaude a rabiar a dos fiscalillos, sabiendo que han engañado al país para favorecer a personas y grupos que buscan privilegios, en perjuicio de las grandes mayorías?¿Qué debiera ocurrir para que Juan Pueblo exija la destitución y el procesamiento de estos fiscaletes de tercera, Rafael Vela Barba y José Domingo Pérez Gómez? ¿No existen pruebas suficientes de que han actuado como falsos valores del Ministerio Público, desempeñando un rol de protectores del delito?
¡Porque en rigor siguen resguardando los intereses de quienes debieron investigar y denunciar ante un juzgado! Vela y Pérez integran una mascarada tragicómica. ¡Y siguen representándola hace ocho años dizque para defender los intereses nacionales a través del Ministerio Público! Pero, ¿acaso se conoce una acusación formal de Vela y Pérez presentada ante un juez, imputando el irrecuperable perjuicio moral y millonario daño económico causado al Estado? ¿Qué le pasa a la sociedad que ha dejado hacer y dejado pasar hechos tan graves sin investigar e, inmediatamente, denunciar ante el poder Judicial?
Empezando por Odebrecht y quienes se han beneficiado con ene millones de dólares, a través de las millonarias comisiones que han repartido la constructora brasileña y su socio nacional, José Graña Miró Quesada, a presidentes (Toledo, Humala, PPK, Vizcarra), ministros (empezando por PPK), la ex alcaldesa Villarán de la Puente, fuera de una pléyade de funcionarios públicos, periodistas, etc. Aparte de ciertos propietarios de medios de comunicación, artistas y un sinnúmero de personajes que se vendieron a Odebrecht por dinero, conscientes de que los fondos para pagar esas prebendas venían de recursos previamente robados al Estado mediante proyectos ejecutados con insultante sobrecosto, que acabaron pagando los sufridos contribuyentes.
¡Este asalto al Erario ocurrió porque estamos desamparados! Las autoridades electas son cleptómanas; y los fiscales designados para investigar el affaire Lava Jato continúan dedicados a defender los intereses de una transnacional criminal; no los del pueblo. Hasta periodistas que profesionalmente deben proteger a la ciudadanía, optaron por el silencio cómplice. Recordemos que la concentración mediática –República, Comercio, Correo, los canales de ese grupo (4 y 8), y sus pares 2,5 y 9– jamás han criticado a Vela y Pérez.
Más bien vilipendian a quienes, con razón, sí lo hacemos. ¿Ha leído o escuchado en dichos medios, amable lector, cuestionamiento alguno al acuerdo secreto suscrito entre Odebrecht y los fiscales Vela y Pérez, condonando a la brasileña toda responsabilidad pecuniaria y salvando a sus dueños de la cárcel, aparte de todo pago al Estado peruano? ¡Jamás! Esa prensa que debió defender los intereses del Perú, sólo lanza loas para ambos fiscales. ¡Y para Odebrecht, consecuentemente, eso no es gratis! Vela y Pérez deben exhibir su “pacto secreto” con Odebrecht y, de inmediato, ser defenestrados, investigados y procesados.
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