Nueva amenaza golpista del Ejecutivo
En franca demostración de angustia -por evitar su extinción como gobierno de facto- el desgobierno que conducen Pedro Castillo Terrones –y de manera cada día más clara, el premier Torres– ha entrado en tirabuzón. Dispara cual burro con metralleta, en su velado empeño golpista por clausurar el poder Legislativo. Este afán viene, inclusive, desde antes de haberse instalado en palacio de gobierno. Su meta ha sido siempre provocar un golpe contra el Congreso, so pretexto de aplicar ese vicioso artículo de la “cuestión de confianza”, interpretado -y ejecutado- inconstitucionalmente. El amago de la dupla Castillo-Torres parte del hecho que su desgobierno presentó un proyecto del ley al Congreso, a los efectos de “regular la cuestión de confianza”. Con esa clásica prepotencia de la izquierda intolerante, el Ejecutivo pretende que nuestro Parlamento se someta a sus afanes totalitarios. Esto muestra la verdadera intención del Ejecutivo: acabar con la permanencia del país dentro de un sistema democrático. ¡Es decir, los afanes del poder Ejecutivo van camino a subyugar al Congreso al tema de establecer un mecanismo de cuestión de confianza hecho a la medida de las intenciones de los bolcheviques que controlan palacio de gobierno! Por eso Torres insiste en subyugar al Legislativo a la voluntad del gobernante de turno, convirtiendo al ejercicio democrático de la cuestión de confianza en un instrumento coercitivo, de carácter antidemocrático, con único objetivo de clausurar el Parlamento por quítame estas pajas. Esta iniciativa golpista, impulsada por el premier Torres, consiste en –so pena de gritar ¡Confianza! y cerrar el Ejecutivo- conminar al Congreso a debatir y aprobar un proyecto de ley de este gobierno, que tiene como premisa derogar la ley 31355, con el propósito de regular a su manera la cuestión de confianza. ¡La propuesta del Ejecutivo es una iniciativa golpista! Porque, constitucionalmente, el Legislativo es autónomo. En consecuencia, no puede ser coaccionado por otro poder del Estado –Judicial o Ejecutivo- a debatir mociones presentadas por alguno de estos dos, si se inmiscuyen en materias de sola incumbencia parlamentaria. Particularmente si el espíritu de estas iniciativas encubre visos golpistas. ¡Como el caso que nos ocupa!
Los constitucionalistas consideran que no cabe cuestión de confianza en los casos en que el Ejecutivo haga uso de esta prerrogativa sobre una ley, o proyecto de ley, cuyo propósito sea la derogatoria de una norma que haya nacido por iniciativa del poder Legislativo. En tal caso ello no podrá ser considerado como materia de debate referido a la “cuestión de confianza”, debido a que su contenido no trata sobre una política de gobierno -en particular ni en general- sino que exclusivamente se refiere a una materia de sola competencia -y de privativo interés- parlamentario.
Apostilla. Hoy el Ejecutivo prepara una nueva asonada contra el Parlamento, bajo el disfraz de una manifestación ciudadana contra este poder del Estado. En gran parte ello no es sino consecuencia de la reiterada actitud claudicante, menguada y cobarde del Legislativo, frente a las amenazas de un Ejecutivo bochevique.
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