Nueva farsa de Castillo
Otro engaño más de este decadente mandatario Pedro Castillo. Lo de la renuncia del primer Aníbal Torres fue un fogonazo para distraer la atención pública, concentrada en las cada vez más complejas comparecencias del inquilino de palacio ante el Ministerio Público. Castillo se ve contra las cuerdas. Las cinco carpetas que, en simultáneo, le ha abierto la Fiscal de la Nación por otros tantos delitos (cada cual más grave que el otro) le auguran muchos años bajo sombra. Por otro lado, el Congreso cada día suma uno o dos votos favorables más a la vacancia. Incluso su hasta hace poco cómplice, César Acuña, demanda públicamente que renuncie. Y muchos congresistas traidores –esos “niños” de Acción Popular- vienen siendo investigados por la Fiscalía de la Nación imputados por corrupción. ¡Incluso estarían siendo citados para declarar en alguna de las carpetas que imputan a Castillo por receptación! Sea con dinero, para favorecer a sus allegados con obras públicas; o a través de puestos de trabajo en el Estado para familiares, amigotes, etc., a cambio de vetar las mociones de vacancia y/o aprobar las propuestas congresales que favorezcan a Castillo.
La jugarreta de la renuncia del veterano -y políticamente desgastado- Torres Vásquez duró un día. Eso de “Mañana mismo tomaré juramento a un gabinete de ancha base” fue, insistimos, otra engañifa más del cadáver político apellidado Castillo Terrones. Por cierto, ese improvisado “gabinete” montado la noche del viernes por el aún presidente Castillo no es de ancha sino de estrechísima base. ¡Es, como no podría haber sido de otra manera, más de lo mismo! Las mismas caras de los mismos mediocres falsarios que integraban el gabinete Torres, premier repuesto en el cargo como lo ordenaba la táctica distractiva que hemos comentado, con algún maquillaje de mínima importancia. Como la incorporación de un hablantín en nuestra Cancillería (que, dicho sea de paso, ha sido bastante crítico con sus predecesores); un buen técnico, aunque con la salud resquebrajada, para pilotar una nave como el MEF con cuadernas inservibles en plena tempestad; un anónimo Paniagua Chacón para Vivienda –quizá el ministerio con el presupuesto más apetitoso-; y una contestataria Betsy Chávez, que de Cultura nadie sabe si conoce. Los demás cambios son vulgares enroques.
En consecuencia el paradigma del “gabinete de ancha base” es, como hemos dicho, otra mentira más de esas que ya nos tiene acostumbrados este mandatario charlatán. Ayer lo anticipamos en esta columna, señalando que eran nulas las probabilidades de que “la oposición, principal semillero de gente capacitada para administrar coherente y eficientemente el Estado, acepte formar parte de un gabinete de las características que supone el término ‘ancha base’, anunciado por Castillo. Asumir responsabilidades derivadas de insinuaciones, instrucciones, caprichos, mandatos o lo que fuere de un peligrosísimo sujeto, como Pedro Castillo (con cinco o seis carpetas abiertas por el Ministerio Público imputándolo como sospechoso de corrupción y de liderar a una organización criminal para asaltar el Estado), sería suicidarse políticamente. Porque implicaría asumir riesgos muy graves, con consecuencias penales que nadie estaría dispuesto a asumir.”
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