Oda a Barrabás
Como a muchos, el descanso obligado de la Semana Santa me hizo desde niño un devoto de la programación televisiva que ofrecía las grandes películas relacionadas con tan solemne conmemoración cristiana.
Más que los clásicos “Ben Hur”, “Los Diez Mandamientos” o “La Agonía y el Éxtasis” (con un sobreactuado Charlton Heston, hoy menos soportable para mí que en esos años), me impactaron sobremanera dos filmes a los cuales he prestado reiterada atención: “Escarlata y Negro” (magníficas las interpretaciones de Gregory Peck y Christopher Plummer) y “Barrabás” (Anthony Quinn en el papel central de este personaje).
Esta última data de 1961 y se basó en una novela del escritor sueco Pär Lagerkvist (premio Nobel de Literatura 1951) que imagina la vida del delincuente luego de ser liberado por Pilatos tras consultarle a un enardecido pueblo hebreo si lo prefería en tal condición antes que Jesús. La trama discurre en el supuesto que Barrabás se vio rodeado del influjo de los cristianos y muerto reconociendo a Dios como ese ser superior que determinó su trágica existencia.
Lo traigo a colación recordando también las indicaciones que me daba Francisco Igartua en OIGA para graficar los excesos del modelo plebiscitario abrazado por Alberto Fujimori después que fluyeron las primeras encuestas favorables al autogolpe del 5 de abril de 1992. “No olvides poner que la primera gran encuesta, el primer gran referéndum, lo perdió Jesús ante Barrabás”, me decía Paco en esos días, cuando yo pergeñaba el análisis político de su revista.
Porque en el Perú oficial de hoy, lamentablemente, imperan esas ganas desproporcionadas de contentar a las tribunas sin medir consecuencias de mediano y largo plazo. Lo demuestran el presidente Martín Vizcarra, el Congreso y parte de la judicatura.
Lo de Vizcarra es ocioso mencionarlo. Pese a que las herramientas con la cuales ha querido legitimar sus principales iniciativas –los sondeos de opinión– se le están volteando, en su último e inusitado “mensaje a la Nación” del jueves 11 insistió en su identidad con el referéndum de octubre que ganó por corresponder a “lo que el pueblo reclama”.
Ese mismo día el Legislativo aprobó por insistencia la ley que incrementa el pago de las CTS a los trabajadores de EsSalud que pertenecen al régimen laboral del DL 276. Populismo puro y duro porque tal Incremento saldrá de las famélicas arcas de esta institución. Y la hemorragia de detenciones preliminares e impedimentos de salida del país pedidos por fiscales y admitidos por jueces, genera aplausos masivos pero esconden la arbitrariedad de las medidas e incapacidad del sistema judicial para concretar la apertura de los juicios orales.
Barrabás se pasea por nuestras calles. Mejor le hacemos un monumento.