¡Outsider nunca más!
En los últimos lustros la ciudadanía ha experimentado numerosas adversidades de gran impacto en la salud, economía, laboral, en seguridad y en la política. No obstante, fueron resistidas con estoicismo. Indigna saber que la pérdida de vida de miles de personas pudo evitarse con una gestión de Estado eficiente. Por ejemplo, la adquisición a tiempo de potentes fármacos para combatir la pandemia del coronavirus, pudo evitar miles de muertes y alcanzar rápido la indispensable normalidad.
En el ámbito político, esta reacción de malestar social pospandemia frente a un Ejecutivo indolente se registró en las elecciones de 2021. El resultado fue un antisistema o outsider de izquierda marxista leninista que ganó las elecciones, pero cuyo modelo de gobierno fue un desastre que puso al país a la deriva y sin norte.
Ahora las encuestas sobre el poder Ejecutivo como del Congreso, denotan un amplio rechazo jamás antes visto. La presente recesión y el crecimiento cero del PBI en 2023, cierra el ciclo de especial posición económica que tenía Perú respecto a sus pares latinoamericanos. Naturalmente, los resultados laborales apuntan importantes despidos y la inseguridad ciudadana llega a límites inaceptables. No sólo en ciudades metrópoli, sino, además, en lugares alejados como la mina Poderosa, Pataz, La Libertad, atacada cruelmente por criminales extranjeros bien armados.
A dos años y cuatro meses para concurrir a las urnas electorales, nos encontramos con partidos políticos que sufren una racha de desprestigio, sobre todo fraguado por el desempeño negativo del Congreso. Sin embargo, hay que decirlo: el inmovilismo de estas organizaciones obedece a la vigente Ley de Partidos Políticos que las somete a un nefasto reglamento del Registro de Organizaciones Políticas que opera en la autónoma ONPE y juega en pared con el RENIEC. Juntas hacen lo que quieren con los partidos políticos.
Un botón de muestra: Después de ocho años sin Comité Ejecutivo Nacional, Acción Popular logró que el JNE ordene registrar en el ROP a su CEN, en julio de 2023. No obstante, permanece encadenado por casi cinco meses porque el ROP-JNE no registra a sus autoridades administrativas muy necesarias para operar. Con el APRA y el PPC pasa algo semejante.
En última encuesta, IPSOS pregunta: “¿Si las elecciones presidenciales fueran mañana, por el candidato de qué partido votaría Ud.?” Las respuestas: un partido nuevo 11%; Fuerza Popular con 8%; Acción Popular 5%, igual que Perú Libre, y siguen los demás partidos con representación en el Congreso con 2%. Y por los diez partidos nuevos en conjunto 6%.
Sin duda, esta rebeldía ciudadana tiene su origen en el fracaso de la Ley de Partidos Políticos promulgada hace 20 años. En ese lapso se constata su desajuste con la realidad. No es funcional y su vigencia en las próximas elecciones puede ser catastrófica. Es imperioso derogarla. No hay país democrático en donde los partidos estén tan maniatados por un ente electoral. Lo que existe es la ley electoral que regula los procesos electorales y nada más.
Por Javier Díaz Orihuela
Exsenador de la República.
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