Patriótica gestión del Congreso
La cínica identificación de determinados congresistas con sendero luminoso y demás cenáculos terroristas, aún existentes, quedó graficada el jueves durante la votación del Pleno del Parlamento Nacional para aprobar la ley que garantiza la correcta difusión en las escuelas públicas de la historia sobre la lucha contra el terrorismo.
Legisladores rasgándose las vestiduras y cacareando su absoluta solidaridad con los fundamentos senderistas –Susel Paredes, Américo Gonza, Margot Palacios, Álex Flores, Silvana Robles y muchos innombrables más– se opusieron de manera estridente a la aprobación de esta norma que, al filo de la noche, fue aprobada –por insistencia– por el Congreso, con 69 votos a favor, 23 en contra y 3 abstenciones.
Una ley destinada a desintoxicar a aquellas futuras generaciones de peruanos de la prédica marxista, totalitaria, proterrorista que, desde el toledato, bendijo a una satánica comisión de la verdad presidida por Salomón Lerner. A lo que habrá que agregarle la antipatriótica conducta pro intereses extranjeros de oenegés como la de propiedad de Diego García Sayán, sujeto que puso en libertad a incontable número de terroristas que retornaron a sus andanzas, como comprobamos el primer trimestre de este año cuando el Perú fue atacado por hordas de sendero luminoso, enmascaradas detrás de la etiqueta movadef.
¡No consiguieron continuar su aventura porque sus acciones terroristas y su prédica sanguinaria fue repudiada por las grandes mayorías nacionales. Por ello, el coraje que han exhibido esos 69 congresistas merece el aplauso de todos los demócratas, ya que gracias a ellos el Legislativo aprobó la citada ley con sólo 95 de los 130 representantes que integran el Parlamento. Inclusive, este hecho muestra el desinterés –¿o complicidad?– de los restantes 35 supuestos padres de la patria, quienes ni siquiera se preocuparon por asistir a esa crucial votación.
La norma aprobada precisa, entre varios contundentes artículos, que el Estado "deberá reconocer y difundir las actuaciones de los peruanos en la lucha contra delincuentes terroristas, condenar los actos criminales del terrorismo y recordar las fechas en que hizo tanto daño al país, mediante la publicación y difusión de información veraz y objetiva sobre estos sucesos en todos los colegios públicos y privados del país".
Además, define que su objetivo es que los niños y jóvenes en edad escolar tomen plena conciencia de que el terrorismo constituye una gravísima amenaza para los valores democráticos, tanto para la paz como la seguridad y el futuro desarrollo del país.
Repetimos, no tiene nombre el daño causado por la Comisión de la Verdad, su sucedáneo, el “museo” de la memoria –y sujetos como García Sayán– quienes forzaron al Estado a educar con engaños a los escolares, ninguneando el letal cuarto de siglo de sangre y muerte que viviera este país por la sevicia de un maldecido llamado Abimael Guzmán.
Apostilla. Esta complicidad fue posible gracias a una silente izquierda que, sin duda, estuvo al lado –y sigue estándolo– de Sendero, imbuida de ese enfermizo resentimiento social que la corrompe. Esperamos que las futuras generaciones crezcan desligadas de esa antipatriótica patraña, educándose con la verdad.
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