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Fecha Publicación: 14/03/2020 - 20:40
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¿Cómo habrá sido en otros tiempos? ¿Imagina usted vivir sin papel higiénico? Hemos pasado de usar diversos objetos y materiales inimaginables a cambiar la ubicación de nuestro manoseado y cuidado cerebro al lugar de nuestro inteligente tafanario.

En estos días está causando masivo furor. Hemos llegado al extremo donde todos nuestros actos están asociados a vivir pensando en él: comprar a como dé lugar, cueste lo que cueste e incluso pensar que es una bendición tener la mayor cantidad del bendito papel higiénico en casa y que con eso adquirir una férrea defensa para hacer frente al endemoniado coronavirus que nos ataca sin piedad.

Este enfermizo alboroto está alcanzando eventos mayores. Estamos en otra etapa: un salto a la más absoluta irresponsabilidad. Parece que están acondicionados en cada espacio de nuestros hogares solo inodoros. Otros han dispuesto sus hogares como letrinas públicas con servicio incluido de limpieza. “Una cosa es acibararla de vez en cuando y otra vivir con cagalera”.

Solo falta que el congreso, por unanimidad y sin consulta alguna, apruebe la ley del “Día del papel higiénico”, en las iglesias se instalen altares a “San Papel Higiénico” y los colectivos se movilicen pidiendo al Papa Francisco canonizar el milagroso papel higiénico por el prodigio especial de llevar el cerebro de las gentes a las asentaderas o el tabalario hacia el cerebro. Somos una sociedad que está llegando al límite. Somos producto de una sociedad que está cosechando lo que siembra: el individualismo como la máxima aspiración. Somos una masa humana del tamaño de toda la colitis que usted imagina donde está ausente el amor por el otro.

Ojalá termine esta descerebrada pandemia. Será tarde, muy tarde, si dejamos que las deposiciones dirijan las funciones del cerebro y el noble papel higiénico se dedique a cosas menores como el de limpiar el sudor y las lágrimas de extremas posaderas, perdón del cerebro.

Piensen, sean solidarios, no uno más de la chafalla. “Todos jugamos un papel en esta vida y el de usted debe ser higiénico” no permita ser reemplazado por la descomposición, no deje que el papel higiénico lo limpie de la historia.