Poesía: buenas nuevas desde Concepción
Cómo no querer volver a los 17, cómo no recurrir al amor para seguir soñando con un mundo justo, con una patria grande. “Lo que puede el sentimiento/No lo ha podido el saber/Ni el más claro proceder/Ni el más ancho pensamiento/Todo lo cambia el momento/ Cual mago condescendiente/Nos aleja dulcemente/De rencores y violencias/Sólo el amor con su ciencia/Nos vuelve tan inocentes” La bellísima canción de Violeta Parra invadía mi memoria con su nostalgia mientras se inauguraba, en el Auditorio de la Universidad Católica de Concepción, el V Encuentro Internacional de Escritores en el Bío Bío.
Convocados por la poeta Andrea Campos Parra llegamos a Concepción, al sur de Chile, desde Argentina, México, Bolivia, Brasil, Colombia, Costa Rica y Perú para reflexionar desde las letras y “Entre Culturas” sobre nuestra memoria ancestral y reciente y, sobre todo, para quitar las pajas de nuestros ojos con las que pretenden cegarnos los mensajeros que añoran repetir la historia. Por los años 60 en esta misma ciudad, el mítico poeta Chileno Gonzalo Rojas reunía a Ernesto Sábato, Lawrence Ferlinghetti, Nicanor Parra, Sebastián Salazar Bondy, entre otros, en el Primer Encuentro de Escritores Americanos con la finalidad de dialogar acerca de la literatura americana.
La Ciudad de Concepción tiene un fuerte arraigo poético, es tradición prestarle especial atención a la lengua misma: la materia que constituye la fibra íntima del poema. La poesía no le debe pleitesía a nada ni a nadie, “La poesía dialoga e interpela a la realidad, la limpia y la fecunda, se somete a ella y aprende de ella” como lo señala el poeta Omar Lara, un referente vivo de la poesía latinoamericana a quien abracé con el cariño que los hijos tenemos a nuestros padres.
La poesía es memoria del mañana, es imán que atrae corazones sanos, o como lo dijera Jorge Teillier “La poesía es un respirar en paz para que los demás respiren, un poema es un pan fresco, un cesto de mimbre/ Un poema debe ser leído por amigos desconocidos en trenes que siempre se atrasan, o bajo los castaños de las plazas aldeanas”.
Las obras trascendentes se inician con sueños y puedo asegurarles que en Concepción, soñamos con la Patria grande.